Sociohistórica, nº 37, e009, 1er. Semestre de 2016. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Investigaciones Socio Históricas

 

RESEÑA / REVIEW

 

“La revolución venía llegando”

 

Reseña de: María Cristina Tortti (directora), Mauricio Chama y Adrián Celentano (co-directores): La nueva izquierda argentina (1955-1976). Socialismo, peronismo y revolución, Pro-historia ediciones, Rosario, 2014.

 

Mariela Stavale

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS- UNLP-CONICET), Argentina.
mari_stavale@yahoo.com.ar

 

Cita sugerida: Stavale, M. (2016). “La revolución venía llegando”. [Revisión del libro La nueva izquierda argentina (1955-1976). Socialismo, peronismo y revolución, por M. C. Tortti, directora]. Sociohistorica, 37, e009. Recuperado de: http://www.sociohistorica.fahce.unlp.edu.ar/article/view/SH2016n37a09

 

"Si el político es historiador (no solo en el sentido de que hace historia,
sino en el sentido de que, obrando en el presente interpreta el pasado)
la historia es siempre contemporánea, es decir, política".
Antonio Gramsci.

 

La historia reciente argentina se ha convertido en objeto de análisis para numerosos cientistas sociales que buscan reconstruir los procesos de activación social y política acaecidos durante los años sesenta y setenta. Inserta en un clima de época que atravesó a gran parte de los países de América Latina, el período que encierran los años 1955-1976 argentinos se encuentran interpelados por los conceptos de “socialismo”, “revolución” y “lucha armada” que tras el fin de las dictaduras en América del Sur, han sido eje del debate académico. El libro “La nueva izquierda Argentina. Socialismo, peronismo y revolución” propone una perspectiva cognitiva que busca evitar los esquemas binarios que oscilan entre la celebración y la condena construyendo un enfoque que tienda a comprender el sentido que los actores le atribuyeron a sus prácticas y discursos (p. 10); este es ya un aspecto importante para todo posicionamiento que se asuma histórico y busque reponer los significados puestos en juego por los actores, en un momento determinado.

La obra puede ser interpretada como un punto de llegada y partida al mismo tiempo. De llegada, porque allí toman cuerpo trabajos que son el resultado de investigaciones en curso sobre la “nueva izquierda” y de partida porque invita a re-pensar y seguir ampliando los alcances de este concepto historiográfico cuyo potencial radica en que refiere no sólo a las organizaciones políticas armadas y no armadas sino también al mundo social y cultural. El libro atraviesa los años sesenta y setenta argentinos en torno a la triada “socialismo, peronismo y revolución”, ecuación que los autores dividen en una etapa formativa (1955-1969) y otra corta pero intensa, atravesada por el asenso de la guerrilla urbana y el retorno del peronismo al poder en los años setenta.

El primer artículo titulado “La nueva izquierda argentina. La cuestión del peronismo y el tema de la revolución” de Cristina Tortti, oficia de introducción y de eje articulador para las investigaciones que luego se suceden. Profundizando investigaciones previas, la autora avanza en la definición de “nueva izquierda” (NI) como el concepto que nombra al conjunto de fuerzas sociales y políticas que a pesar de su composición heterogénea, logró conformar un movimiento unificado en torno a un lenguaje y estilo político común, que abrió paso a experiencias de radicalización y politización diversas (auto) percibidas como parte del “campo del pueblo y la revolución” (p. 17). Nutrida por identidades políticas mestizas que recuperaban la confluencia entre tradiciones político-culturales como el peronismo, la izquierda y el catolicismo, la NI se articuló en torno a la tríada “socialismo, peronismo y revolución” porque fue esta particular combinación la que se encontró conviviendo en su seno. En esta línea de análisis, la autora afirma que el concepto busca ser una “puerta de entrada a un multifacético mundo socio-cultural-político” que discute con un “doble recorte” que tiende a concentrar la mirada en el período abierto por el “Cordobazo” y en los “partidos armados” como principales actores (p. 19). La consecuencia de este enfoque (y aquí el carácter articulador de esta introducción) son las investigaciones que se suceden en el libro.

Respondiendo a la etapa “formativa” de la ecuación “socialismo, peronismo y revolución”, los primeros cuatro artículos buscan dar cuenta de las diferentes formas que asumió el triangulo, según el peso que adquirió en cada caso, cada uno de sus lados. Enfatizando el carácter “revolucionario”, el artículo de Aldo Marchesi “La revolución viene llegando. El impacto de la conferencia OLAS en la nueva izquierda cono-sureña (1967)”, busca relacionar el surgimiento y desarrollo de la NI argentina, uruguaya y chilena con el faro revolucionario que significó Cuba para las experiencias de la región. Haciendo énfasis en la conferencia Tricontinental, la conferencia OLAS y la campaña del Che en Bolivia como definiciones geopolíticas de Cuba, re-construye sus influencias en los incipientes grupos de la nueva izquierda cono-sureña quienes al calor de sus definiciones, avanzaron en las propuestas de lucha armada sin perder de vista el carácter continental de la revolución. Por su parte, el artículo “La resignificación revolucionaria del peronismo y sus protagonistas durante la etapa de la proscripción” de Alberto Bozza, hace eje en el “peronismo” y tiene por objeto reconstruir los orígenes del peronismo revolucionario. El autor analiza el proceso de radicalización dentro del movimiento a partir de dos planos: el de las frustraciones y el de las expectativas. En la dinámica de las frustraciones, apunta que el proceso maduró a lo largo de dos tipos de confrontación: una “vertical” contra las estrategias del régimen instituido tras 1955; otra “horizontal” nutrida por la crítica a sectores dentro del peronismo. En la dinámica de las expectativas, destaca que el “fenómeno revolucionario” emergente en el resto del mundo contribuyó a la renovación ideológica y ofreció un punto de referencia a sus tendencias combativas. Destacando la figura de J. W. Cooke como el activista que mejor expresó esta confluencia, Bozza señala cómo estos sectores desplazaron la definición clásica del peronismo en torno a la “Tercera Posición” por otra en donde las luchas por la liberación nacional implicaban un tránsito hacia la revolución social. El énfasis en el “socialismo” y su relación con la “revolución” es aportado por el artículo de Adrián Celentano “Maoísmo y nueva izquierda. La formación de la Vanguardia Comunista (VC) y el problema de la construcción del partido revolucionario”. Este trabajo reconstruye una experiencia poco conocida: la formación de un partido que surge a partir de la ruptura del Partido Socialista de Vanguardia por su “frustrante seguidismo al peronismo”. VC se consolida en 1965 e introduce una novedad dentro de los sectores de la NI: en un contexto de revisión y acercamiento al fenómeno peronista, VC rechazó todo tipo de subordinación política o sindical respecto del peronismo. De inspiración maoísta, el partido se definió a favor de la vía insurreccional y discutió tanto con la izquierda tradicional como con los sectores “guerrilleristas” o pro-nacionalistas. Celentano señala que el fracaso de esta experiencia puede ubicarse en 1971 por dos motivos: por un lado, el surgimiento de organizaciones político-militares peronistas y marxistas tendieron a atraer a la militancia combativa; por otro, la persistencia de la adopción de la vía insurreccional quedó trunca cuando aquel año, el Gran Acuerdo Nacional integró al peronismo (y a muchos de sus sectores combativos) al juego electoral (p. 106). El último articulo de esta etapa “formativa” es el de Mauricio Chama, quien analiza la experiencia de la Comisión de Familiares de Detenidos (COFADE) a principios de los 60´. Lo interesante de este trabajo es que enfatiza en las fuerzas sociales que componían la NI: el autor analiza la primera organización de víctimas de la represión estatal surgida al calor del aumento de presos políticos por el plan CONINTES. El artículo reconstruye el itinerario y las trayectorias de sus referentes, repone sus estrategias y da cuenta del entramado relacional que establecieron con otros actores sociales y políticos. A su vez afirma que la liberación de casi la totalidad de presos políticos en 1964 y el recambio generacional dentro de la organización, constituyeron un punto de inflexión para la reconstrucción de esta experiencia a lo largo de la década, que expresa el tránsito de una entidad apartidaria hacia otra que estará identificada con el peronismo revolucionario.

El segundo momento del libro comienza con las investigaciones que se abocan a la etapa corta y densa de “los años setenta”. El trabajo de Mora González Canosa, “Las organizaciones Armadas Peronistas (OAP): un análisis comparativo de los (re) posicionamientos de las FAR” abre esta segunda parte, elección que no es casual porque las experiencias que reconstruye condensan las combinaciones de la tríada “socialismo, peronismo y revolución”. En línea con una investigación más amplia, la autora entiende a las FAR como una organización exponente de ejes claves de la época: la peronización de sectores de la izquierda, la legitimación de la violencia política y la opción por la lucha armada. Atravesada por un proceso de “doble ruptura” (respecto de las formas de hacer política de sus organizaciones madre como de de sus tradiciones político-ideológicas) la organización conserva ciertas “huellas de origen” que imprimieron un sentido particular a sus planteos: el marxismo como método de análisis y la persistencia del legado guevarista como forma de pensar sus vínculos con sectores más amplios. La “peronización” de las FAR, ubicada en el año 1971, es caracterizada como una apuesta política, un “marxismo situado especialmente sensible a la cuestión nacional” y al tema de la “experiencia” para pensar la formación de la clase obrera rescatando (y construyendo) el “peronismo del pueblo” (p. 134). El trabajo se concentra en la formación de las OAP, una instancia organizativa entre las FAR y las organizaciones armadas peronistas más importantes (FAP, Montoneros y Descamisados) en torno a 2 ejes centrales: la visión del peronismo como movimiento político y el liderazgo de Perón y el modo de pensar las relaciones entre las organizaciones armadas y el movimiento de protesta más amplio; ambas vinculadas a su vez con un tercer eje: el lanzamiento del Gran Acuerdo Nacional (GAN) y la forma de posicionarse frente al mismo. A lo largo de esta experiencia, el artículo enfatiza en los encuentros y desencuentros dentro del espacio, su fracaso y el acercamiento a Montoneros, con quien fusionan en 1973. Por su parte, el trabajo de Horacio Robles titulado “La retaguardia revolucionaria, una descripción de la estructura de unidades básicas controlada por la Juventud Peronista y Montoneros en los barrios populares de La Plata”, pone el acento en la construcción política de ambas organizaciones a partir de la experiencia de radicalización de los sectores populares (con sus alcances y sus límites). Robles reconstruye los nexos establecidos entre los barrios y la organización armada a partir de un mapeo detallado de las Unidades Básicas de la región, definidas como colectivos semi-institucionalizados que buscaban captar al activismo (p. 158). A partir de un análisis de los debates, las representaciones y prácticas barriales en torno a dos momentos diferentes: el primero, marcado por las expectativas revolucionarias en torno al retorno del peronismo; el segundo por el creciente enfrentamiento entre JP-Montoneros y Perón, da cuenta de la configuración de un proceso de formación política que consolidó trayectorias que luego jugaron un papel destacado en el “abastecimiento” de Montoneros (p. 183). Finalmente, el último artículo retoma el carácter regional con el que Aldo Marchesi abría el juego: Inés Nercesian se plantea analizar a “La izquierda peronista y los gobiernos nacionalistas de la región” reconstruyendo el impacto de los debates sobre las vías de la transformación social latinoamericana en los sectores de la izquierda peronista. La autora se centra en los procesos encarados por J. J. Torres (Bolivia), Velasco Alvarado (Perú), Torrijos (Panamá) y Allende (Chile) y analiza la recepción que realizó la izquierda peronista sobre estos procesos de signo nacionalista y reformista a partir de tres de sus revistas: Cristianismo y Revolución, Descamisados y Militancia Peronista para la Liberación. Si bien maneja la hipótesis de que en la década de los sesenta los sectores de la izquierda latinoamericana dirimieron sus diferencias entre acompañar o no gobiernos reformistas, afirma que para el caso de la izquierda peronista es posible identificar un posicionamiento común de afinidad hacia estos procesos, condicionada por la aceleración de los antagonismos dentro del Movimiento y por el deterioro de sus posiciones en el proyecto gobernante (pp. 190 y 200). La autora concluye que la empatía con estos procesos provino de considerarlos parte de un eje común de liberación nacional de signo popular que a la vez permitía denunciar el avance de un cerco represivo, dictatorial y proimperialista que comenzaba a frustrarlos.

El libro termina con un aporte central: la publicación en castellano de un artículo inédito de Juan Carlos Portantiero titulado “Estudiantes y populismo” que puede ser leído como fuente o como material bibliográfico. Como adelantan Tortti y Celentano en el artículo que precede a este material titulado “Estudiantes, izquierda y peronismo en Argentina: una visión de la nueva izquierda”, esta recuperación de gran importancia recorre muchos de los temas trabajados a lo largo del libro y aporta a la comprensión de esa particular estructura de sentimientos propia de una época.

Por todo lo dicho, “La nueva izquierda Argentina. Socialismo, peronismo y revolución” se transforma en un material importante para quienes revisamos la historia reciente. Como hemos descripto, el libro tiene la particular ventaja de superar la condición de ser una complicación de artículos sin vínculo aparente. Por el contrario, es un conjunto unificado que da cuenta de un proyecto común que apunta a trazar los contenidos del concepto de “nueva izquierda” en la historiografía de los años sesenta y setenta. Al mismo tiempo, invita a seguir re-pensando en torno a sus alcances y contornos. Imagino futuras investigaciones que sigan transitando el camino abierto en torno a organizaciones que como el PRT-ERP, los agrupamientos y expresiones político-culturales peronistas vinculadas al “alternativismo” y la experiencia de la clase obrera durante el período 1973-1976, no se encuentran presentes en esta primera experiencia editorial. En este punto, futuros interrogantes podrían llevar a analizar el crecimiento de la lucha de clases durante el período señalado, los desafíos de la “nueva izquierda” en torno al avance del accionar represivo, la ruptura de las organizaciones peronistas con la experiencia del gobierno y los diálogos y discusiones que en esta coyuntura, mantuvieron con organizaciones de la izquierda marxista. Entiendo que esta es la característica más rica del libro: abrir el camino para seguir llenando de contenidos un concepto historiográfico que permite pensar a los actores de los 60´ y 70´ “sin caer en la tentación de ver en cada hecho el anuncio del trágico final” (p. 18). Es decir, revisando la historia a contrapelo, asumiendo los desafíos que este trabajo comporta y recuperando el sentido que los actores pusieron en juego, no sólo a partir de sus experiencias sino también, de las ideas, las expectativas y los dilemas de una época que se asumió revolucionaria y buscó torcer su destino.

 

 

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