RESEÑA / REVIEW
Reseña de Jairus Banaji (2010)
Theory as History. Essays
on Modes of production and exploitation.
Boston:
Historical Materialism Series 25, Brill, págs. 406
Anabella
Gluj
Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos
Aires, Argentina
anigluj@gmail.com
Cita sugerida: Gluj, A. (2017).
De
conceptos abstractos a categorías históricas: los modos
de producción en debate [Revisión del libro “Theory as History. Essays
on Modes of production and exploitation" por Jairus Banaji]. Sociohistorica, 40, e038. https://doi.org/10.24215/18521606e038
Theory as History. Essays on Modes of production and exploitation de Jairus Banaji se trata de un libro de gran relevancia para la historiografía marxista contemporánea. El trabajo del historiador hindú, actualmente profesor de la Universidad de Londres en el Department of Development Studies at the School of Oriental and African Studies, consta de doce ensayos en los que desarrolla diferentes aspectos de un problema general: abordar la historicidad de las categorías de análisis marxistas.
A lo largo de toda la obra, se observa una preocupación principalmente por identificar los atributos que definen la dinámica de un modo de producción. Indagación teórica que se involucra con una discusión con las corrientes formalistas que reducen la categoría de modo de producción a las relaciones sociales de producción. En este debate que recorre el libro, Jairus Banaji no pretende polemizar en el plano de la abstracción, sino que procura sistemáticamente analizar el desenvolvimiento histórico. Al dar cuenta de la historicidad y pensar la relación concreto-abstracto-concreto propia de los momentos de la dialéctica explicitados por Marx en los Grundrisse, descubrimos en el libro de Banaji una riqueza y una complejidad necesaria para cualquier estudio histórico. A su vez, en todos y cada uno de los capítulos advertimos el interés de su autor por revisar críticamente las posiciones más sobresalientes de la historiografía, dando cuenta de un alto nivel de erudición, siendo conocedor de la historia de diversos países y momentos históricos.
La obra está atravesada por tres grandes problemas. Por un lado, la cuestión, ya mencionada, de la categoría “modo de producción” (a qué refiere, cuáles son sus determinaciones y qué empleo se le otorga). Por otro lado, vinculado con este problema, se desprende otro: precisar la distinción entre relaciones sociales de producción y formas de explotación del trabajo. Por último, podemos divisar un tercer aspecto: el desenvolvimiento del capitalismo: su surgimiento y las distintas formas históricas que observa Banaji.
En lo que respecta a la conceptualización de modo de producción, el historiador hindú concibe que se trata de una totalidad histórica y compleja, no una categoría abstracta y unívoca. En este sentido, considera que aquello que determina a un modo de producción son las leyes de movimiento, las tendencias que hacen a su reproducción, las cuales se encuentran históricamente determinadas. Comprende pues, la necesidad de ver el desenvolvimiento histórico de tales tendencias, criticando al llamado "marxismo vulgar" que opera las categorías marxistas como ideas abstractas asimilables a las platónicas.
En este sentido, discrepa con las lecturas del modo de producción como una entelequia abstracta que se asimila a una relación social de producción dominante: siendo esclavista toda sociedad signada por el trabajo esclavo, feudalismo toda sociedad determinada por el trabajo servil y capitalismo aquella dada por el trabajo asalariado. Este tipo de concepción es rechazada por Banaji a través, por un lado, de un recorrido por la obra de Karl Marx evidenciando que el mismo no entendía de esta manera a los modos de producción. Y, por otro lado, a través de una tenaz argumentación que da cuenta de cómo las relaciones sociales de producción deben comprenderse en su totalidad, percibiendo que el proceso inmediato de producción puede estar estructurado a partir de distintas formas de explotación.
Dicha afirmación supone la distinción entre relaciones sociales de producción y relaciones de explotación. A partir de la misma, Banaji analiza la complejidad social, identificando la relación social de producción dominante, las diversas formas de explotación que pueden intervenir en el proceso inmediato de producción, así como también comprendiendo la dinámica de la totalidad, las tendencias que hacen a la reproducción: el modo de producción y su devenir histórico.
Con respecto al tercer problema, la caracterización del capitalismo, Banaji aporta novedosas reflexiones. En primer lugar, concibe la necesidad de descartar la acumulación originaria como la explicación para comprender los orígenes del capitalismo, debido a que la considera una visión teleológica. En contraposición, propone una perspectiva histórica del desenvolvimiento de esta fase formativa, que denomina capitalismo comercial, comprendida como una totalidad en sí misma y no como un mero preludio del capitalismo industrial.
El capitalismo comercial o mercantil surgido en el siglo XII abarcaría según Banaji dos períodos: entre los siglos XII al XV se estaría en presencia de la fase de surgimiento del capitalismo en Europa (llamado capitalismo mediterráneo) y del siglo XVI al XVIII se impondría el capitalismo de las compañías signado por métodos más feroces de competencia y acumulación.
Tras este modelo, Banaji plantea un desarrollo combinado, negando el desarrollo lineal entre modos de producción que caracteriza según él a los debates sobre la transición. Sostiene que se debe identificar la existencia de distintas trayectorias de acumulación, que pudieron coexistir y cuyo desenlace no estaba predeterminado. Considera pues, que tras el desarrollo de la economía mundo imperialista en el siglo XIX aquello que se originó fue una articulación de formas de capitalismo, no una combinación o articulación de modos de producción.
Si bien entendemos que estas polémicas formulaciones merecen una crítica sistemática, aquí brevemente amerita señalar algunos de sus nudos problemáticos. Por un lado, resulta discutible la periodización del capitalismo que propone el autor la cual no pareciera basarse ni en las relaciones de propiedad, ni en la organización del trabajo ni tampoco en las tendencias que hacen a la reproducción social.
Por otro lado, si bien resultan importantes los aportes de Banaji al sostener que la transición no fue unívoca y prefigurada, esto no implicaría negar la existencia de un proceso de acumulación originaria en términos del análisis del propio Marx. El pensador alemán ha tratado de rastrear los supuestos de la relación capital-trabajo, estudiando la historia precapitalista y la génesis capitalista bajo la luz misma de las leyes de movimiento del actual modo de producción. Esto no deviene en una visión teleológica de la historia en la cual el capitalismo es su fin último, sino justamente todo lo contrario, en comprender la estructura y dinámica capitalista a partir de su génesis histórica entendiendo cómo y qué posibilitó su desarrollo para analizar sus contradicciones, agudizarlas y superarlas a través de una práctica revolucionaria.
Esta última e incluso la acción de los sujetos en general, la lucha de clases, parece muchas veces ausente en el planteo de Banaji. Quedaría pues, para reflexionar una cuestión central en su trabajo: si los modos de producción se definen por sus leyes de movimiento, ¿qué rol juega la lucha de clases en las mismas? Este punto, no termina de ser resuelto claramente.
Pese a
las críticas que puede recibir, la obra de Banaji tiene un
valor innegable. Su concepción del modo de producción
permite superar las visiones reduccionistas y abstractas situándolo
en el análisis como totalidad histórica compleja. En
este sentido, la distinción entre relaciones sociales de
producción y formas de explotación permite aprehender
los procesos históricos concretos en su complejidad. En este
aspecto, el libro comprende un aporte metodológico relevante,
más allá de ciertos "desaciertos" históricos.
Por último, su gran valor radica en revitalizar la polémica
como elemento central para la construcción de conocimiento,
apostando a revivir los debates, a plantear nuevos desafíos
para la producción teórica e historiográfica así
como también a revisar discusiones y cuestiones aparentemente
saldadas.
Recibida: 9 de marzo de 2017
Aceptada: 12 de octubre de 2017
Publicado: 1 de diciembre de 2017
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