Sociohistórica, nº 47, e134, marzo - agosto 2021. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones Socio Históricas

Reseñas

Un estado del arte de la historiografía económica argentina

Reseña de Cortes Conde, Roberto y Della Paolera, Gerardo (Directores) Nueva Historia Económica de la Argentina. Buenos Aires: Editorial Edasha, 2018.

Ignacio Andrés Rossi

Universidad Nacional de Luján-Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina
Cita recomendada: Rossi, I. A. (2021). Un estado del arte de la historiografía económica argentina [Revisión del libro Nueva Historia Económica de la Argentina por R. Cortes Conde y G. Della Paolera (Dir.)]. Sociohistórica, 47, e134. https://doi.org/10.24215/18521606e134

Estamos ante una obra que no solo recopila un conjunto de ensayos de los más variados temas de historia económica, sino de los tópicos centrales en los que la disciplina ha venido indagando en los últimos cincuenta años. Valiosa por la inusitada recolección de fuentes como de estados del arte, el libro que dirigen Roberto Cortes Conde y Gerardo Della Paolera tiene como objetivo presentar los principales estudios de la historiografía económica, desde la independencia hasta la actualidad, poniendo el foco en la evolución económica de la Argentina. Así, el libro, que cuenta con la participación de importantes figuras en el área, propone echar luz sobre la incorporación de enfoques teóricos y técnicas metodológicas que la historia económica ha ido desarrollando a lo largo del siglo XX.

Los autores afirman que en la actualidad aún no existe un consenso total acerca de los objetivos y enfoques con los que se debe estudiar la historia económica. Sin embargo, esto los ha motivado a presentar un conjunto de estudios académicos con un mínimo sesgo y rigurosidad profesional en una línea común. El libro constituye un aporte a las principales líneas de investigación, a las fuentes tratadas, como a las interpretaciones y discusiones más importantes de la historiografía económica. Iniciando una introducción prolífica sobre el desarrollo de la disciplina durante el último medio siglo, los directores del libro, junto a Javier Ortiz Batalla, plantean los principales ejes y debates de la historia económica. Comenzando por las primeras tentativas profesionales de historiadores y economistas en analizar los datos históricamente, los autores realizan un recorrido por las pioneras investigaciones de Cortes Conde y Hayde Gorostegui de Torres, entre otros, que pusieron el foco en construir series confiables de datos a largo plazo. En este orden de cosas, luego de reconocida la influencia de los historiadores de Annales, los autores retoman la importancia de la renovación universitaria originada en los claustros a partir de la iniciativa de las figuras como José Luis Romero, Ceferino Garzón Maceda, Julio H. G. Olivera, Tulio Halperin Donghi y Nicolás Sánchez Albornoz.

El libro introduce al lector en las primeras tentativas por analizar la estructura socioeconómica argentina a la luz de datos cuantitativos en la década de los 50. A partir de este momento, como bien relatan los autores, se comenzaron a desatar preguntas que pretendieron abordar nuevos problemas, para desarrollar, como consecuencia, nuevos enfoques y técnicas de análisis. Con la participación de los autores mencionados y otros como Ezequiel Gallo, Hilda Sábato y Eduardo Míguez, la historia económica alcanzaba un lugar de importancia en la Argentina. En el mismo sentido, el avance de estudios de posgrado en el área a nivel internacional fue atrayendo a los académicos de las más prestigiosas casas de estudios, lo que suscitó interés por el “laboratorio argentino”. Con esta expresión, los autores se refieren a la coyuntura socioeconómica argentina durante el último cuarto del siglo XX, especialmente en materia fiscal y monetaria. Finalmente, se remarca cómo lograron desarrollarse en diferentes líneas los estudios que atravesaron diversas problemáticas como el crecimiento, la desigualdad, el comercio internacional, la estabilización monetaria, etc. De esta forma, se logra mantener un eje explicativo que da cuenta de los principales problemas que acaecieron en la historia económica en el último medio siglo, desde la posguerra a la globalización con crisis financiera, y se asegura que lo trabajos dirigidos guardan el desafío de presentar una mirada crítica para pensar los problemas económicos, no solo de la contemporaneidad sino también del futuro.

Los diez ensayos incluidos en la obra no obedecen a una lógica cronológica en su conjunto, sino que, más bien en pares, plantean diferentes temáticas y abordajes, del mismo modo que desarrollan las principales discusiones y fuentes usadas en las mismas. El primer capítulo, a cargo de Carlos New y Martín Cuesta, tiene el propósito general de abordar un periodo poco atendido (1810-1870). Allí caracterizan como principales problemas a la falta de fuentes, al quiebre del vínculo colonial y a los posteriores disturbios políticos. En este apartado se presenta la evolución de un estado de la cuestión sobre el eje de las divergencias regionales en materia de producción, mercado, crecimiento, precios y finanzas.

Por su parte, los capítulos II y III pueden asumirse como un bloque en común, debido a que tratan el crecimiento y la producción desde 1870-1913 y durante el siglo XX, respectivamente. Roy Hora, por su parte, señala la importancia de este periodo –uno de los más debatidos de la historia económica–, que resultó ser una de las etapas de crecimiento económico más prologada de la historia argentina. De esta forma el autor destaca la importancia de dos corrientes interpretativas desarrollas, y aún presentes, al calor de los debates sobre la segunda mitad del siglo XIX. Una de ellas se centra en las ideas industrialistas y la otra en el dinamismo exportador. Por otro lado, Gabriel Sánchez dirige su análisis en dos discusiones de vital importancia. En primer lugar, la periodización que involucra el impacto y la sostenibilidad del modelo agroexportador hasta 1930, la industrialización sustitutiva hasta 1974 y el modelo de alternancia entre apertura y cierre que prevaleció hasta nuestros días. En segundo lugar, el problema en torno a la identificación de la fuente de retardación ocurrida a partir de 1975, que ha definido problemas estructurales en el sistema económico hasta la actualidad. Es decir, se trata de una discusión que involucra variables como la inversión, la productividad, los shocks externos y los cambios políticos.

Los capítulos IV y V constituyen un bloque en el cual, de la mano de Andrés Regalsky y Mónica Gómez, se analiza la moneda, los bancos y las finanzas públicas en los periodos 1860-1899 y 1899-1945. Así, la primera etapa propone analizar el derrotero argentino hacia un régimen de convertibilidad monetaria, banca comercial y fiscalidad, bajo las normas internacionales del patrón oro, hasta su decadencia con el estallido de la Gran Guerra. Reconociendo el interés contemporáneo que había suscitado en diferentes estudios sobre el tema, Regalsky desarrolla un minucioso recorrido por las obras más influyentes de la historiografía monetaria y financiera, así como de los primeros estudios que se interesaron por el sistema bancario y las finanzas públicas. Este ensayo resulta imprescindible como actualización del conjunto de estudios que se han ocupado de dichas temáticas y los principales debates que lo han atravesado. Por su parte, Mónica Gómez tiene como principal interés realizar una síntesis de los trabajos en cuestión, así como del marco institucional, según una periodización dividida en tres etapas: 1899-1914, 1914-1935 y 1935-1945. El recorrido se inicia con el modelo basado en las exportaciones de carnes y granos hasta la puesta en funcionamiento del sistema de Caja de Conversión. La segunda etapa aborda las convulsiones de la Primer Guerra Mundial y la Gran Depresión hasta el nuevo régimen monetario, que supuso la creación del Banco Central de la República en 1935 y un cuadro regulatorio para el sistema bancario.

El capítulo VI, en cierta línea con el bloque anterior, propone analizar la evolución de los desarrollos monetarios y financieros, así como las decisiones del gasto en relación a las finanzas públicas en la etapa 1945-2015. Este apartado, de corte más analítico –en tanto coteja la evidencia empírica con la historiografía–, en palabras de Laura D’Amato y Sebastián Katz, se ocupa de un periodo cubierto por “una acentuada volatilidad macroeconómica puntuada por recurrentes episodios de crisis”. Un periodo de crisis nominales traducido a un comportamiento errático de la moneda y del crédito van a ser las características distintivas de este capítulo. Bajo la hipótesis de que la explicación sobre una constante crisis descansa en un problema de economía política, en tanto el gobierno y la sociedad debían disciplinar sus comportamientos y cumplir con las restricciones presupuestarias. Este análisis pondrá un énfasis especial en la balanza de pagos como explicación genuina delas sucesivas crisis. La propuesta constituye un excelente análisis sobre las relaciones entre la sostenibilidad económica y política a la luz de las variables nominales del dinero, tipo de cambio, actividad e impuesto inflacionario.

Los capítulos VII y VIII pueden ser considerados como otro bloque de análisis en torno al mercado de trabajo. Bajo este eje, Eduardo Míguez analiza el siglo XIX, y Pablo Gerchunoff y Gonzalo de León, el siglo XX. Desde el proceso de independencia hasta la conformación del Estado Nacional, Míguez propone observar los actuales territorios argentinos a la luz de los mercados de trabajo existentes en la región, así como la desigual atención que han recibido por la historiografía algunas regiones. Este capítulo, bajo el eje del mercado de trabajo en las regiones menos exploradas, repasa los diferentes aportes que se han hecho, como las unidades de producción ganadera y agrícola de la región rural pampeana y la importancia económicade la mano de obra esclava. Por su parte, Gerchunoff y de León abordan un análisis periodizado en cinco etapas: de la Primer Guerra Mundial a la Gran Depresión, bajo el eje de las primeras regulaciones laborales (1914-1929); una segunda etapa caracterizada por una contracción comercial y la industrialización por sustitución de importaciones (1930-1951); una tercera cruzada por el desarrollo industrial intensivo en capital (1952-1975); una cuarta en donde alternaron ciclos de apertura económica y crisis (1976-2001 ), y, por último la etapa que va desde el 2002 hasta el presente, en donde la recuperación de la actividad y el trabajo coexistieron con problemas estructurales que hasta nuestros días generan debates. Tras esta propuesta los autores desarrollan un exhaustivo estado de la literatura, articulando las principales hipótesis y debates que atravesaron las etapas propuestas.

El capítulo IX se encuentra dedicado al estudio de las empresas y empresarios en los últimos 20 años. La propuesta constituye una síntesis de la historia de las empresas a partir de los casos más trabajados. Se ocuparon del tema articulado con un análisis contextual de las mismas. Así, Andrea Lluch, María Inés Barbero y Daniel Moyano ofrecen una valoración crítica de los empresarios y su rol en la economía y la sociedad, con una reflexión acerca de las causas de la riqueza y la pobreza. Este capítulo es un aporte esencial en torno a las controversias sobre un empresariado rentístico, el gremialismo empresario, su segmentación y la existencia de una clase dominante dentro del sector. Por último, en el capítulo X, María Marcela Harriague y Agustina Reyes se ocupan de integrar el resto de los capítulos y desarrollar una síntesis de las principales fuentes para el estudio de la historia económica. Repasando las fuentes señaladas por los autores y agregando otras, las autoras ofrecen un panorama de análisis para diferentes aspectos de la economía como la producción, la moneda, las finanzas públicas, el mercado de trabajo, etc. Desde el siglo XIX hasta la actualidad, las autoras reflexionan sobre la inexistencia de datos seriados para la primera mitad del siglo, así como la necesidad de una historia económica interdisciplinar que dialogue con fuentes de diferente naturaleza en la actualidad.

Este libro, más que resolver un problema concreto de la historia económica, invita a la reflexión sobre las diferentes discusiones que se desarrollaron en los últimos cincuenta años en torno a la historia argentina, desde la Independencia hasta la actualidad. Es por ello que constituye un insumo indispensable tanto para los historiadores de la economía como para el lector interesado en aproximarse a los principales interrogantes, métodos y técnicas que ha perfeccionado la historia económica en los últimos tiempos. Para ello, los autores creen imprescindible historiar el problema, y por ello se ofrece una síntesis tanto de la evolución de la historia económica como del desarrollo económico argentino.

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