Sociohistórica, núm. 50, e180, septiembre 2022 - febrero 2023. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones Socio Históricas

Artículos

La protesta como estrategia para la acumulación de poder sindical: un contraste entre las posturas adoptadas por el sindicalismo en Córdoba a comienzos del Siglo XXI

Juan Gerbaldo

Instituto de Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, CONICET, Argentina
Cita recomendada: Gerbaldo, J. (2022). La protesta como estrategia para la acumulación de poder sindical: un contraste entre las posturas adoptadas por el sindicalismo en Córdoba a comienzos del Siglo XXI. Sociohistórica, 50, e180. https://doi.org/10.24215/18521606e180

Resumen: Este artículo parte de la fractura de la CGT regional Córdoba en octubre del año 2000. El interés se encuentra en reconocer cuál fue la actitud que asumió cada división ante un contexto que presentó situaciones conflictivas semejantes. Específicamente, se busca analizar la práctica confrontativa a la que incurrieron las dos centrales y comprender los fines que la orientaron. Para ello se propone identificar sus acciones de protesta, distinguiendo y contrastando sus repertorios, la articulación con otros actores sociales y sus demandas en un periodo que comprende desde el año 2000 hasta el 2004. La hipótesis plantea que los puntos conflictivos fueron procesados de manera desigual por cada organización, mientras que una asumió un rol confrontativo la otra evitó realizar acciones de protesta. Se procurará examinar estas cuestiones desde una escala subnacional y en una clave histórica, recuperando la información brindada por la prensa comercial y por boletines sindicales informativos.

Palabras clave: CGT Regional Córdoba, Protesta, Estrategia, Sindicatos, Realineamientos.

Protest as a strategy for the accumulation of union power: a contrast between the positions adopted by trade unionism in Córdoba at the beginning of the 21st century

Abstract: This article recovers the division of the regional CGT of Córdoba in October 2000. The interest is in recognizing what the attitude was assumed by each division in a context that presented similar conflictive situations. Specifically, it seeks to analyze the contentious practice in which the two centrals incurred and to understand the purposes that guided it. For this, it is proposed to identify their protest actions, distinguishing and contrasting their repertoires, the articulation with other social actors and their demands in a period that ranges from 2000 to 2004. An attempt will be made to examine these issues from a sub-national perspective and from a historical point of view, recovering the information provided by the trade press and union bulletins.

Keywords: CGT Regional Córdoba, Protest, Strategy, Unions, Realignments.

Introducción

El 17 de octubre del año 2000 la CGT delegación regional Córdoba se fracturó dando lugar a la conformación de la CGT Rodríguez Peña (CGTRP) y de la CGT Chacabuco (CGTCh). A ocho meses de la escisión de la CGT nacional,1 Córdoba replicaba un suceso similar. No obstante, el caso cordobés tuvo sus especificidades. En primer lugar, la fragmentación se dio en el marco del regreso del Partido Justicialista al Ejecutivo provincial y de la capital cordobesa.2 Sin embargo, la llegada al poder de un gobierno considerado aliado fue acompañada de un conjunto de reformas administrativas, entre las que se disponía la privatización de una serie de entidades provinciales, que tensionaron el ámbito sindical. En segundo lugar, la delegación de la CGT regional Córdoba no logró una unificación en el año 2004, como sí sucedió a nivel nacional, lo que significó la coexistencia de dos sectores que se disputaron la representatividad del arco sindical cordobés a lo largo de la primera década del Siglo XXI.

El reordenamiento al interior del sindicalismo local, luego del quiebre de la CGT regional, además de expresar la disolución de antiguos espacios de representación en favor de la conformación de otros (Natalucci, 2012), implicó la configuración de nuevas solidaridades y formas disímiles de vincularse al gobierno provincial y municipal (Gerbaldo, 2020). Es así que la CGTRP adoptó un rol de oposición activa al programa político desarrollado por Unión por Córdoba (UpC). Esta central alineó a treinta y cinco gremios, entre los que se encontraron la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), el Sindicato Unión de Obreros y Empleados Municipales (SUOEM) y el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba (SLyFC). Por su parte, la CGTCh se caracterizó por una cercanía a la gestión del gobernador José Manuel De la Sota, agrupando en su interior a cincuenta y seis gremios, congregando a la mayoría de los sindicatos locales. Empero, también se advierte que a finales del año 2004 un grueso número de organizaciones anteriormente ordenadas en la CGTCh migraron hacia la CGTRP, actualizando, nuevamente, el escenario sindical.

El presente trabajo se inscribe en un contexto histórico que se destacó por contener una fase de intensificación de la protesta en todo el país, en el que los sucesos de diciembre del año 2001 representaron el punto más álgido (Schuster et al., 2006; Gordillo, 2010). La provincia de Córdoba no se encontró exenta de este proceso. En esta línea, aquí intentamos reconocer cuál fue la actitud que asumió cada central expuesta ante situaciones conflictuales semejantes y qué efecto tuvo la misma, a posterior, en la configuración de alianzas sindicales. En correspondencia, se busca analizar la práctica confrontativa a la que incurrieron ambas centrales y comprender los fines que orientaron a la misma, a partir de identificar sus acciones de protesta, distinguiendo y contrastando sus repertorios, la articulación con otros actores sociales y las demandas sobre la que organizaron su acción a lo largo de un periodo que abarca desde el año 2000 hasta el 2004.

A modo de hipótesis, se plantea que los momentos conflictivos fueron procesados de manera desigual por cada central sindical. Mientras que la CGTCh evitó realizar manifestaciones en el espacio público, la CGTRP asumió un rol confrontativo frente a las políticas adoptadas en el plano nacional, provincial y municipal, desarrollando múltiples acciones de protesta que conjugaron diversos escenarios en conflicto. En un marco caracterizado por una creciente conflictividad social, la práctica confrontativa se constituyó en una alternativa que permitió a la CGTRP robustecer su poder sindical, lo que la reposicionaría posteriormente en el espacio sindical. Asimismo, la protesta actuó como un factor de visibilidad hacia el exterior de la central y cohesionador en su interior. No obstante, esta práctica no se ligó únicamente a la cuestión coyuntural, sino que tuvo sustento en la experiencia de lucha de algunos gremios que conformaron la central.

Se procurará examinar estos aspectos desde una escala subnacional, articulando desde una clave histórica, las herramientas teóricas de los estudios sobre las organizaciones laborales con aquellos propios de la teoría de la acción colectiva. Para ello se reconstruirá la dinámica de la protesta desde la información brindada por la prensa comercial y por boletines sindicales informativos durante los años 2000 - 2004.

El trabajo se organizó en cinco partes. La primera precisa la elección teórica y metodológica que estructura las secciones subsiguientes. La segunda caracteriza los cambios ocurridos en el espacio sindical local desde el regreso de la democracia hasta el año 2000. La tercera sitúa las acciones de cada central en el contexto histórico. La cuarta atiende a la articulación con diversos actores sociales presentes en las acciones desarrolladas. La quinta, finalmente, reconstruye las demandas que estructuraron las diferentes acciones de protesta a lo largo del periodo.

Claves conceptuales y metodológicas para observar la protesta sindical

El proceso histórico caracterizado como la crisis del año 2001, fue abordado desde múltiples dimensiones y escalas, recuperando a los diversos actores sociales involucrados. En esta línea, se desarrollaron una serie de investigaciones que centraron su análisis en la fractura de la CGT nacional en marzo del año 2000 y su posterior desempeño político. Iñigo Carrera y Donaire (2002), en un trabajo de coyuntura, indagaron sobre los intereses expuestos por cada central a partir del análisis de sus demandas y acciones. Este trabajo se estructura por una temporalidad que comprende el paro general dispuesto para el 13 de diciembre del año 2001 y junio del año siguiente. En una periodización similar se inscriben los trabajos de Merino (2012) y Fernández Milmanda (2008), quienes atienden específicamente a la llamada CGT disidente. El primero reconstruyó el posicionamiento, las prácticas y el discurso del sector conducido por Hugo Moyano frente a los proyectos económicos en pugna y el conjunto de actores sociales involucrados. Mientras el segundo concentró sus esfuerzos en indagar las estrategias políticas desarrolladas por la CGT disidente a fin de construir poder, en un nuevo escenario político y económico. Estos trabajos, si bien buscan examinar al actor sindical desde su capacidad para generar estrategias y actuar en un determinado momento histórico, no avanzan más allá del año 2002. A la vez que observan puntualmente lo acaecido en relación con las conducciones nacionales.

A nivel provincial, el proceso de quiebre de la CGT regional en octubre del año 2000 se abordó en diferentes trabajos de manera marginal (Arriaga, 2008, Closa, 2010, Natalucci, 2012).3 Ante la vacancia de estudios vinculados a esta problemática, en un trabajo anterior se atendió con mayor centralidad a la fractura de esta CGT, reconociendo las diversas tensiones que llevaron a su división y aquellos gremios alineados en cada central (Gerbaldo, 2020). No obstante, no existen, hasta el momento, investigaciones que se adentren más allá de esta escisión, ni que adviertan las acciones desarrolladas por cada organización en el marco de una crisis económica relevante y frente a un gobierno provincial que tuvo como objetivo impulsar una profunda transformación del Estado (Gordillo et al., 2012). En tanto, la preocupación expuesta no resulta novedosa, visto que guió una serie de pesquisas que buscaron comprender la relación entre sindicatos y gobierno aliado, en un contexto de ajuste económico y de reforma estructural del Estado (Palomino, 2000; Etchemendy, 2001; Murillo, 2008; Gómez, 2009). De esta manera, aquí pretendemos complementar dichas investigaciones focalizadas, sobre todo, en lo ocurrido a una escala nacional de la central confederada, advirtiendo y revalorizando particularidades locales exiguamente analizadas. Creemos significante recuperar los contextos provinciales debido a que estos se configuran como espacios de producción de lo político y social capaces de conservar una autonomía relativa respecto de lo nacional (Ferrari y Gordillo, 2015).

En lo que sigue, examinaremos la actitud que adoptó cada CGT ante situaciones conflictuales semejantes. Atender esta dimensión se sustenta en que los momentos conflictivos reorganizan experiencias y expectativas colectivas e individuales (Cefaï, 2002), manifestando elementos constitutivos de la tradición del colectivo movilizado así como también la forma de entender su futuro en un contexto específico. A su vez, frente a un determinado conflicto las organizaciones sindicales, desde una posición de desventaja frente al capital, expresan una lógica bivalente en donde la confrontación y la negociación están en constante tensión. En efecto, sus estrategias de acción se guían por un comportamiento dual (Gómez, 2009; Van der Linden, 2019). Empero, bajo una determinada coyuntura histórica y en relación a ciertos factores que configuran al colectivo en conflicto, una de estas prácticas sopesa sobre la otra y estructura la forma de la acción sindical. En este sentido, aquí atenderemos específicamente el papel de la práctica confrontativa.

La alternativa de la lucha o confrontación se exterioriza y manifiesta por medio de acciones colectivas organizadas y coordinadas por un grupo para lograr un objetivo específico que no podría ser alcanzado en forma individual en el mismo espacio de tiempo con los medios disponibles (Van der Linden, 2019). Desde un reparo en la propuesta analítica de Tilly (2000) aquí se observan todas aquellas acciones colectivas de protesta en las que hayan participado ambas centrales. La noción de acción colectiva de protesta hace referencia a una acción voluntaria y reflexiva. Al mismo tiempo se estructura colectivamente por medio de un proceso de identificación y enunciación de un nosotros en la acción que supone, en paralelo, alteridad respecto a otro (Nardacchione, 2005). Ella implica una irrupción pública y se manifiesta como un acto político a partir de su disposición para movilizar a la opinión pública y ejercer presión sobre las decisiones políticas (Tilly, 2000). Este contenido político acompañó históricamente a la acción de la CGT, la que desde la segunda mitad del siglo XX se estableció como un factor de poder con capacidad de presión política ante los diversos gobiernos (Torre, 1983; James, 2010).4 De esta manera, creemos que la acción sindical en un nivel de confederación procura ir más allá del ámbito de trabajo al referenciarse como el interlocutor del conjunto amplio de los trabajadores (Morris, 2020).

En tanto, la acción colectiva de protesta tiende a caer dentro de “repertorios definidos y limitados que son particulares a diversos actores, objeto de acción, tiempos, lugares y circunstancias estratégicas” (Tilly, 2000, p.14). Ergo, un repertorio se define como la totalidad de los medios que dispone un grupo para plantear exigencias (Tarrow, 1997). Asimismo, nuestra tarea se encuentra no solo en advertir el repertorio adoptado por cada central, sino también observar el componente dinámico y performático que constituye al mismo y que lo distingue de otro.

Desde aquí podremos analizar la capacidad de los sindicatos para actuar en un marco de interacciones asimétricas y desiguales (Tilly, 2000). Como plantean Lévesque y Murray (2011), esta posibilidad depende de su poder, el que deriva en parte de su disposición para movilizar recursos con el fin de modificar el término de sus relaciones con sus contendientes. En concomitancia, advertimos tres tipos de recursos; la solidaridad interna, solidaridad externa y los recursos narrativos. El primero hace referencia a los mecanismos desde los cuales el grupo garantiza una cohesión colectiva y la unidad de objetivos en un marco de identidades múltiples. El segundo considera la articulación, horizontal y vertical, que establece la organización con otros actores sociales. El tercero alude al conjunto de relatos que enmarcan las acciones sindicales, constituyendo un marco de interpretación para explicar nuevas situaciones y contextos. Estos recursos robustecen la organización y su poder asociativo, permitiendo a la misma activar, vehiculizar y mantener las prácticas sindicales en nombre de un colectivo (Lévesque y Murray, 2011).

De acuerdo a esto se utilizó la información ofrecida por los periódicos locales La Voz del Interior (LV)5 y La Mañana de Córdoba (LMC), el boletín informativo de la Unión Obrera Gráfica cordobesa (BUOGC)6 y el periódico sindical Eléctrum,7 reconstruyendo una dinámica cuantitativa y cualitativa de todas aquellas acciones colectivas de protesta en las que participaron la CGTCh y la CGTRP, sea como organizador o adherente.8 El recorte analítico comprende desde el 17 de octubre del 2000, momento de escisión de la CGT regional, al 20 de diciembre del año 2004, fecha en la que un importante número de sindicatos abandonaron la CGTCh y se unieron a la CGTRP reconfigurando así el escenario sindical y sus alianzas. El periodo bajo estudio se singularizó por comprender una fase de intensificación de la protesta entre el año 1999 – 2002, a la que siguió otra de contracción de la misma (Shuster et al., 2006; Gordillo, 2010). Por ello, cada indicador fue puesto en diálogo con su contexto, planteando un juego de escala entre lo nacional, provincial y municipal, sin dejar de lado aspectos que hicieron a la experiencia previa de los actores involucrados. En este sentido, previamente fue necesario realizar una reconstrucción histórica a partir de una sucinta caracterización considerando las divergentes posiciones sindicales en momentos previos a la división de la CGT regional en el año 2000.

Las vicisitudes en el espacio sindical desde el regreso de la democracia

La división del sindicalismo cordobés en más de un espacio de organización se constituyó en una característica constante que acompañó al regreso de la democracia, atravesó la década de 1990 y se prolongó durante todo lo que va del siglo XXI. No obstante, esta persistencia no se presentó fija en sus alineamientos, lo que significó una reconfiguración permanente de las alianzas a lo largo del tiempo. Es por ello que, a continuación, se expondrán dichas divisiones y la posición adoptada, en este marco, por algunos gremios locales.

A comienzos de la década de 1980 el espacio sindical en Córdoba se encontró constituido, en un principio, por dos centrales obreras. Es así que para 1982 coexistían la CGTRP y la CGTCh. Esto no representó una singularidad, sino que expresó un correlato local de la escisión existente en la CGT nacional (Gordillo, Sangrilli y Rodríguez, 2015). En efecto, la CGTRP respondió de manera directa a la CGT Brasil encabezada por Saúl Ubaldini y se estructuró en torno a un secretariado compartido por Miguel Ángel Correa, del gremio de la madera, y Juan Carlos Rossi de la Asociación Obrera de la Industria del Transporte Automotor (AOITA). Por su parte, la CGTCh se alineó con la CGT Azopardo (Sapp, 2019). Gordillo, Sangrilli y Rodríguez (2015) definieron a estas dos expresiones locales como representantes de la ortodoxia, en el sentido que intentaban conservar prácticas preexistentes y una estructura verticalista dependiente del orden nacional.

Hacia la mitad de la década de 1980 la situación sindical en Córdoba evidenciaba sus particularidades, en virtud que la unidad sindical consagrada por la CGT no tuvo una correspondencia en la provincia.9 A inicio de 1985 no solo existían dos centrales que seguían obrando de manera paralela, sino que se había conformado un tercer espacio que cuestionó críticamente las acciones de ambas CGT. Este sector se autodenominó Gremios por la Unidad (GpU) (Closa, 2005; Gordillo, Sangrilli y Rodríguez, 2015; Sapp, 2019). GpU nació como una declaración de descontento frente a las decisiones de la dirigencia de las dos centrales y estuvo constituido por treinta y cuatro gremios locales de diferentes sectores productivos y de diversas filiaciones políticas, donde destacaron aquellos vinculados al ámbito estatal. Según Sapp (2019), este grupo se enmarcó dentro de un proceso de renovación de dirigentes sindicales, los cuales reivindicaban el pluralismo y la democracia sindical. Para ellos, una posible unificación de la CGT sólo podría alcanzarse luego de la renuncia de las cúpulas que ejercían su conducción (Closa, 2005, p.6). Este nuevo actor nucleó, en su mayoría, a gremios estatales entre los que se encontraban el SLyFC y el SUOEM que, si bien respetaban la tarea cumplida principalmente por la CGTRP, pregonaban por una central única, pluralista y representativa (Sapp, 2019).

Una posición que resulta pertinente atender es la adoptada por la UOM. En este contexto su actitud fue ambivalente. En un primer momento, la seccional cordobesa del gremio metalúrgico, adhirió a la CGTRP.10 Sin embargo, la normalización institucional alcanzada en 1984 significó tanto un cambio en la conducción del gremio como en su postura al interior del espacio sindical (Gordillo, Sangrilli y Rodríguez, 2015). Este viraje representó un acercamiento de la nueva dirigencia hacia su cabecera nacional y un reposicionamiento en el escenario local a partir de la inserción de su Secretario Adjunto, Horacio Salusso, a la mesa directiva de la unificada 62 Organizaciones Peronistas de Córdoba.11

Este panorama permite vislumbrar un espacio sindical fragmentado en múltiples segmentos. En este marco, se intentó llevar a cabo la normalización de la CGT regional en el año 1988. Luego de un complejo proceso de negociaciones entre los diferentes sectores exhibidos, se cristalizó finalmente la emergencia de dos nuevas organizaciones que alinearon a gran parte del movimiento obrero organizado de la provincia. Así, al final de la década la CGT regional continuó dividida en dos centrales, ahora autodefinidas como CGTCh y CGT Lima. No obstante, lo relevante de este realineamiento se observa en que al interior de la CGT Lima confluyeron por primera vez gremios “Ubaldinistas”, previamente enrolados en la CGTRP y referenciados en la figura Juan Carlos Rossi, sindicatos “pluralistas” antes ordenados en GpU y sectores tradicionales como la UOM, siendo ahora Salusso el Secretario General de esta nueva CGT.

La década de 1990 no se encontró libre de tensiones. Empero la gran diferencia con el decenio anterior estuvo en que ninguno de los agrupamientos sindicales existentes le disputaron poder a la CGT regional (Natalucci, 2012).12 Desde aquí se constituyeron dos espacios que animaron la dinámica sindical durante estos años, la Coordinadora de Gremios Estatales (CGE) y el Movimiento de Organización y Acción Sindical (MOAS) (Natalucci, 2012; Avalle, 2017). El primero agrupó a gremios del ámbito estatal, mientras que el segundo congregó a sindicatos de diferentes sectores, ampliando su campo de influencia en relación con la coordinadora. Al interior de MOAS convergieron, en su mayoría, gremios anteriormente alineados en la CGT Lima incluyendo a la UOM, el SLyFC, el grueso de los gremios estatales, entre otros (LV, 06/02/1994, p. 11A). El MOAS se estableció como un espacio de oposición al programa de ajuste estructural implementado en la provincia, uniendo en un mismo agrupamiento a líderes sindicales de adscripción peronista bajo un compromiso de justicia social. Tanto en la CGE como en el MOAS se destacaron como referentes José Pihen y Walter Grahovac, secretarios generales del Sindicato de Empleados Públicos (SEP) y de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) respectivamente.

La CGE y el MOAS no intentaron constituirse en una alternativa por fuera de la CGT regional, debido a que su objetivo no era formar una central paralela, lo que tampoco significó una impugnación al modelo sindical. El factor cohesionador fue un posicionamiento divergente a la CGT frente al dilema de las políticas de reformas que comenzaban a implementarse en la provincia (Cuesta y Reynoso, 2012; Natalucci, 2012). A su vez, ambos grupos se presentaban como una opción independiente de los alineamientos nacionales. En este marco, no hay que dejar de atender al papel que cumplió el Congreso de Trabajadores Argentinos, luego Central de Trabajadores de Argentina (CTA). Este sector, presente en Córdoba desde 1992, se caracterizó por desarrollar acciones de protesta junto a otras organizaciones, sea la CGE, el MOAS o la propia CGT regional. En conjunto, estos actores conformaron a finales de 1996 la Mesa de Enlace del Movimiento Obrero (Eléctrum, 22/11/1996). La misma nucleó, hasta marzo de 1997, a las distintas vertientes del sindicalismo local consensuando conjuntamente jornadas de protestas.

La dinámica expuesta ocurrió en un contexto político en el que la Unión Cívica Radical (UCR) gobernó, con distintos matices en el modo de gestión, ininterrumpidamente la provincia y su ciudad capital. De esta manera, y sobre todo en los años 90, los grupos referenciados actuaron como estructuras de oposición a los intentos de reformas provinciales (Gordillo et al., 2012). La situación cambió tras la llegada al Ejecutivo provincial y municipal de la coalición de UpC en el año 1999,13 la que se acompañó de una desarticulación de las antiguas solidaridades sindicales. Es así que el 17 de octubre del año 2000 la CGT regional volvió a dividirse en dos. Por un lado se constituyó la CGTRP, alineado a la UOM, el SLyFC y el SOUEM, por el otro la CGTCh quien agrupó a cincuenta y seis gremios, entre los cuales se encontraron aquellos que supieron conformar el MOAS.14

Lo desarrollado a lo largo de este apartado buscó caracterizar las diferentes organizaciones sindicales que coexistieron desde el regreso de la democracia, vislumbrando que la división en dos o más espacios fue una constante. Asimismo, la posición de cada sindicato al interior de estos fue cambiante, sin embargo existió una tendencia en cuanto a los agrupamientos. Así se reconoce una concertación, en diferente grado, desde finales de la década de 1980 de sindicatos como la UOM, el SLyFC, el SUOEM y otros gremios, en su mayoría estatales como el SEP y la UEPC, en un mismo espacio; primero la CGT Lima y luego el MOAS. Esta situación se modificó luego del año 2000, no obstante para el año 2004 muchos de esos gremios volvieron a coincidir en una misma CGT.

Las acciones de protesta sindicales en marco general

El periodo estudiado se distinguió por comprender una fase de intensificación de la protesta en términos generales, que luego experimentó una caída abrupta durante los años siguientes, reconociendo así dos subperiodos. El primero, entre el año 2000 y 2002, se caracterizó por un incremento considerable de las acciones de protesta. Esta observación llevó a Gordillo (2010) a sostener que en el año 2000 inició un ciclo de protesta que se extendió por todo el país.15 Mientras que el segundo subperiodo, que abarca los años 2003 y 2004, estuvo signado por una caída significativa de tales acciones. En este marco, tensionado por las transformaciones políticas y económicas que sufrió Argentina durante la transición de siglo, el sector más movilizado en la provincia mediterránea fue el sindical (Gordillo, 2010). Empero, al realizar una reconstrucción de las acciones colectivas de protesta desarrolladas específicamente por la CGTRP y la CGTCh se reconoce una diferencia cuantitativa en la cantidad de veces que cada central se manifestó en el espacio público.

Desde la figura 1 y la tabla 1 se advierte una posición heterogénea en vinculación al lugar que ocupó la acción de protesta para cada central. La CGTRP incurrió en esta práctica de manera recurrente, promoviendo o adhiriendo a 36 acciones colectivas durante el periodo, siendo el año 2001 el más movilizado para luego ir disminuyendo en los años subsiguientes. Esta tendencia se observa de manera similar en las acciones en las que se involucró la CGTCh, no obstante la central estableció esta praxis tan solo en 6 oportunidades. Lo expuesto ofrece una mirada general del proceso, sin embargo, no explica de qué manera fueron fluctuando las acciones. Es por ello que creemos necesario inscribirlas dentro de un juego de escala que asocie lo nacional, provincial y municipal.

Figura 1
Total de acciones colectivas de protesta
total de acciones colectivas de  protesta
Fuente: elaboración propia a partir de datos de LV, BUOGC y Eléctrum.

Tabla 1
Cantidad de acciones de cada central por año
cantidad de acciones de cada central por año
Fuente: elaboración propia a partir de datos de LV, BUOGC y Eléctrum

El año 2000 se caracterizó en la provincia de Córdoba por la puesta en marcha de una serie de reformas administrativas por parte de la gestión de UpC. A comienzos de ese año, el Ejecutivo provincial presentó en la legislatura el proyecto de “Reinvención, Nuevo Estado Provincial y Estatuto del Ciudadano”. Este paquete de medidas disponía, entre otros aspectos, la privatización de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), la del Banco de Córdoba y de la Lotería de la Provincia. Paralelamente, el Ejecutivo municipal a cargo de Germán Kammertah emprendió un conjunto de políticas que se orientaron a “modernizar” el Estado municipal y hacerlo más “eficiente” por medio de una “total transformación” (LV, 08/02/2000).16 Esta iniciativa, conocida popularmente como la “Megaordenanza”, buscó otorgarle al intendente la potestad de tercerizar obras, servicios y funciones administrativas a cargo del municipio. Ambos proyectos implicaron una serie de fundamentos que se presentaron como nodos conflictivos, movilizando desde un inicio a los actores gremiales involucrados; el SLyFC y el SUOEM.17 Asimismo, la pretensión “modernizadora” sobre la que UpC orientó sus preceptos básicos de gestión coadyuvó a la delimitación de dos posiciones sindicales contrapuestas, una condescendiente ante ella y otra opositora al gobierno.

Dentro de este marco ocurrió la división de la CGT regional. El SLyFC y el SUOEM se alinearon con la CGTRP. En concordancia, las primeras acciones colectivas de la central se articularon específicamente con las problemáticas del sector eléctrico y municipal. A su vez, la movilización, mediante marchas o caravanas, por la ciudad se estableció desde un principio en un repertorio de protesta. Esto se va a intensificar, como veremos, a partir del año siguiente.

Durante el año 2001, las situaciones conflictuales tuvieron su anclaje en la crisis económica y luego política que aconteció a nivel nacional. Frente a ello, pueden reconocerse diversas temporalidades que van a guiar las acciones de cada central cordobesa en el espacio público.

Tabla 2
Cantidad de acciones de cada central por trimestre (2001)
cantidad de acciones de cada central por trimestre (2001)
Fuente: elaboración propia a partir de datos de LV, BUOGC y Eléctrum

El primer trimestre del 2001 coincidió con el “giro neoliberal” del gobierno nacional (Gordillo, 2010). La designación en el mes marzo de Ricardo López Murphy como ministro de economía significó una salida ortodoxa a la crisis financiera del país (Nemiña, 2014). En esta línea se intentó aplicar un programa de reducción del gasto público a fin de lograr un equilibrio fiscal. El plan presentado el 16 de marzo denotó un recorte de 970 millones de pesos de transferencia a las provincias contemplando, entre otras cosas, una disminución del presupuesto educativo nacional (LV, 16/03/2001).18 El anuncio del entrante ministro actuó como disparador para la movilización en distintos puntos del país. En Córdoba, la CGTRP adhirió a la huelga prevista por la CGT disidente a nivel nacional,19 realizando una serie de caravanas por la ciudad capital para confluir en un acto en el centro (LV, 21/03/2001).20 Por su parte, la CGTCh se declaró en estado de alerta y dejó en libertad de acción a sus entidades afiliadas.

El viraje gubernamental de la Alianza provocó un resurgimiento del conflicto social y una intensificación de la protesta durante el segundo semestre (Shuster et al., 2006; Pucciaelli, 2014) que no fue capaz de contenerse con la salida de López Murphy de la cartera de economía.21 En Córdoba, las acciones colectivas de protesta desarrolladas por los sindicatos se orientaron en dos planos. El primero fue provincial, en rechazo a la privatización de entidades estatales, mientras que el segundo se vinculó al conflicto del vaciamiento aeronáutico22 a nivel nacional y el desfinanciamiento educativo. En esta línea, fue la CGTRP la que conjugó un reclamo sustentado en la defensa del patrimonio cordobés y en oposición a las privatizaciones, participando de manera activa en distintas marchas y caravanas. La CGTCh, por su parte, optó por no sumarse a ninguna de las manifestaciones realizadas.

Durante el tercer trimestre se advierte una caída cuantitativa en las acciones colectivas en comparación con el anterior, sin embargo el impacto cualitativo pareció haber sido mayor. El anuncio del decreto comúnmente llamado “Ley de Déficit Cero” se acompañó de la movilización de los actores involucrados. El plan expuesto por Domingo Cavallo proyectaba alcanzar un equilibrio fiscal a partir de un programa apoyado en el recorte del gasto público (Pucciarelli, 2014). Para ello, se dispuso una reducción del 13% del salario de los empleados públicos, en las jubilaciones y pensiones y en el pago a proveedores del Estado (Gordillo, 2010). En esta línea, el gobierno nacional invitó a las provincias a tomar las mismas medidas, aunque les reservó el derecho a definir su implementación (Raus, 2014).

En Córdoba, el gobernador De la Sota desistió de realizar una rebaja en los sueldos y en las jubilaciones, aduciendo que en la provincia ya se había acotado el gasto público (LV, 17/07/2001).23 A la vez, agregaba que la privatización de las empresas provinciales y la unificación de la legislatura24 posibilitarían solventar sus compromisos de pago. Asimismo, el gobierno de UpC se diferenciaba de la gestión nacional al plantear que el recorte debía ser en la “política”. Igualmente, el 19 de julio las dos centrales locales se sumaron al paro nacional alcanzando una adhesión del 90 % (LV, 20/07/2001).25 La diferencia nuevamente estuvo en que la CGTRP realizó una serie de caravanas automovilísticas por la ciudad, mientras que la CGTCh no movilizó sus estructuras, evidenciando así una divergencia en el carácter performático que adoptó la misma huelga. En las semanas subsiguientes la CGTRP siguió manifestando y movilizándose en contra del ajuste nacional y las privatizaciones provinciales.

Durante el mes de noviembre se hicieron evidentes los límites de la provincia para hacer frente a su difícil condición financiera. Esto llevó al Ejecutivo a adoptar un programa de saneamiento económico, materializado en el decreto número 2656 de “emergencia económico – financiera y administrativa” (LV, 12/11/2001).26 A partir de una reducción del gasto estatal, se anunció un ajuste del 10% en el presupuesto del Poder Judicial; una supresión de ministerios y secretarías; una rebaja del 30% de los gastos operativos del Poder Ejecutivo; y la emisión de un propio bono. Asimismo, se resolvió anticipar la jubilación de 13.661 empleados estatales de planta permanente y reducir en un 30 % los sueldos de los empleados contratados.

En este marco de acciones, los sindicatos más movilizados fueron del ámbito estatal, tanto provincial como municipal. Bajo este panorama, la CGTRP acompañó sendas protestas. En este sentido, participó de distintas manifestaciones a lo largo de noviembre, mientras la CGTCh se sumó a una marcha del día 30 del mismo mes. Aquí, por primera vez las dos centrales actuaron de manera conjunta, pero no hubo una coordinación de la acción por parte de ellas (BOUGC, octubre/noviembre 2001, p.2). En este contexto de agitación, ambas centrales adhirieron al paro general del 13 de diciembre. Sin embargo, al igual que en las huelgas anteriores, la CGTCh no se movilizó mientras que la CGTRP realizó una marcha. Siete días después, a la par que se daban los sucesos del 19 y 20 de diciembre, esta central volvió a marchar por la ciudad de Córdoba junto a 3.000 personas, entre los que se sumaron gremios estatales alineados a la CGTCh (LV, 21/12/2001).27

Los acontecimientos de diciembre no suturaron la conflictividad social. La salida del régimen de convertibilidad a comienzos del año 2002 significó una caída de todos los indicadores económicos. El intento de recuperar la competitividad externa y un mayor dinamismo en el mercado interno a partir de la devaluación de la moneda significó un aumento de precios, una caída nominal de los salarios que se encontraban congelados y un incremento de la desocupación y de la pobreza. Ante este panorama, y al igual que lo ocurrido a nivel nacional, en Córdoba los sectores más movilizados fueron el de desocupados y el de ahorristas. Así, a comienzos de este año se observó una contracción de la protesta por parte de las centrales obreras. Esta tendencia se profundizó en los meses posteriores.

Tabla 3
Cantidad de acciones de cada central por semestre según año (2002, 2003, 2004)
cantidad de acciones de cada central  por semestre según año (2002, 2003, 2004)
Fuente: elaboración propia a partir de datos de LV, BUOGC y Eléctrum

La CGTRP comenzó el 2002 en estado de alerta y movilización (LV, 10/01/2002).28 Como se muestra en la tabla 3, el primer semestre de ese año fue el de mayor presencia en el espacio público por parte de la misma. Las acciones expuestas por la central durante la primera mitad del año 2002 se relacionaron con las desarrolladas por otros actores sociales, asumiendo un rechazo al modelo económico. Es importante vislumbrar que durante estos meses ocurrió la única acción coordinada entre las dos CGT. Este hecho sucedió con motivo del 33 aniversario del Cordobazo, concertando un acto céntrico y unificando un discurso en oposición a las políticas provinciales.

En los meses subsiguientes se reconoce una caída general de las acciones de protesta. Esta disposición puede ser comprendida como parte de la estabilización económica ocurrida en el segundo semestre del año 2002, la que se acompañó de una serie de programas de contención social. Esta tendencia de baja continuó durante los años 2003 y 2004, años que representaron una importante expansión económica y recuperación del empleo, a la par de un fortalecimiento del ámbito estatal.29 En esta línea, Córdoba pasó de un índice de desempleo de 25,3 % en el primer semestre del 2002, a uno de 11,9 % en el mismo semestre del año 2004.30

Ante un nuevo contexto, las acciones de protesta de la CGTRP se volvieron cada vez más esporádicas, mientras que la CGTCh prosiguió sin movilizarse. Al mismo tiempo es importante evidenciar que durante los primeros meses del año 2003, dos gremios estatales enrolados en la CGTCh, el SEP y la UEPC, comenzaron a exponer activamente reclamos salariales en el escenario público. Esta situación, junto a una actitud alejada de la confrontación por la CGTCh, podría ser considerada una condición para la reemergencia del MOAS durante el segundo semestre de ese año (LV, 02/07/2003).31 Si bien el MOAS tampoco realizó acciones a lo largo del subperiodo, la fractura al interior de la CGTCh puede expresar las tensiones existentes a partir de la forma que la central procesó los momentos de conflicto.

La articulación de la protesta por parte las centrales

Hasta el momento se observó un mayor protagonismo de la CGTRP sobre la CGTCh a la hora de manifestar acciones colectivas. Esto se advierte no solo en el número, sino también se diferencia en el carácter performático que adoptó cada repertorio de protesta. En lo que sigue, focalizaremos el modo en que tales acciones fueron articuladas con actores sociales, sindicales y extra sindicales, externos a las centrales. Debido a que la CGTRP recurrió con mayor asiduidad a la opción confrontativa es que gran parte de esta sección se concentrará en ella. Sin embargo, esto no significa relegar en el análisis la actitud asumida por la CGTCh.

En un principio, la CGT con domicilio en la calle Rodríguez Peña orientó sus acciones de protesta en dos sentidos. Por un lado, se acopló a las que venían desarrollado el SLyFC y el SUOEM, mientras que por el otro se sumó a las ejecutadas por la CGT disidente. En correspondencia, desde finales del año 2000 y a lo largo 2001, la CGTRP participó y promovió un significativo número de reclamos que conjugaron conflictos nacionales, provinciales y municipales. En esta línea, advertimos que estableció una doble articulación, una que operó en el plano nacional y otra en el plano local.

En relación a lo primero, la CGTRP adhirió a las cinco huelgas proclamadas por la CGT conducida por Hugo Moyano. No obstante, estas no fueron una réplica análoga, ya que la central cordobesa estableció de forma independiente el componente performático que complementó al repertorio específico de la huelga. Desde aquí acompañó a cada paro con marchas, caravanas y actos en la ciudad, sumando a actores sociales que también se encontraban en conflicto. Asimismo, el vínculo con Moyano se advierte estrecho. En este sentido, Augusto Varas y Gabriel Suarez, Secretario Adjunto y Secretario Gremial de la central, se distinguieron por establecer relaciones cercanas con la figura de Moyano.32 En tanto, la presencia del líder camionero en la provincia fue recurrente, al punto que actuó como orador en el paro provincial dispuesto en conmemoración del 32 aniversario del Cordobazo (Eléctrum, 11/05/2001).

En consonancia a lo segundo, la CGTRP procuró articular la protesta, mayormente, con la CTA y con la Federación Universitaria de Córdoba (FUC). Como se observa en la tabla 4, esto representó una tendencia que se continuó durante todo el periodo bajo estudio. Sin embargo, desde noviembre del 2001, en concomitancia al plan de ajuste presentado por el Ejecutivo Provincial, comienza a advertirse una mayor coordinación de las acciones con gremios alineados a la CGTCh, la Coordinadora de Desocupados y Agrupaciones de Izquierda. Esto se manifestó con claridad en la jornada del 20 de diciembre, donde todos estos actores participaron de una movilización conjunta (LV, 21/12/2001, p. 15A).

En un marco de crisis económica, política y social, la CGTRP comenzó a articular la protesta con actores sociales emergentes, como el bloque piquetero y organizaciones barriales con anclaje territorial. Estas se advierten circunstanciales, en virtud que no expresaron una continuidad más allá de la coyuntura específica. A su vez, se vislumbra una persistencia en la coordinación de las acciones colectivas con la CTA y la FUC y el arribo de un nuevo aliado; la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (APyME). Fue con estas tres organizaciones que la CGTRP articuló sus expresiones de lucha durante el año 2002. A partir de ese año se observa una contracción de las acciones organizadas por la central, por los gremios alineados a ella y por la CGT disidente. Sin embargo, se evidenció una intensificación de los reclamos de gremios estatales en Córdoba. Esto llevó a la CGTRP a adherir a sus demandas, manifestando nuevas alianzas intra sindicales que tomarían firmeza en el año 2004.

Tabla 4
Organizaciones en Córdoba con los que articuló acciones la CGTRP
organizaciones en Córdoba con los que articuló acciones la CGTRP
Fuente: elaboración propia a partir de datos de LV, BUOGC y Eléctrum.

En un contexto conflictual semejante, la actitud de la CGTCh fue divergente. Esta central ligó la mayoría de sus acciones de protesta a las realizadas por la CGT oficial. En correspondencia, solo adhirió a los paros generales proclamados por el sector de Rodolfo Daer. Los mismos se caracterizaron por adoptar el formato clásico de huelga sin movilización. Esto obturó la posibilidad de articular la protesta con otros actores sociales, debido a que la opción de manifestar el descontento en el espacio público se encontró bloqueada. Recién en noviembre del 2001 la central se expresó en solidaridad a los sindicatos del ámbito estatal alineados a ella (LV, 01/12/2001, p. 2A). No obstante, no lo hizo en los sucesos de diciembre. Nuevamente volvió a recurrir a esta práctica en conmemoración al 33 aniversario del Cordobazo, lo que significó la primera acción conjunta y coordinada entre las dos centrales existentes (LV, 30/05/2002, p. 2A). En suma, al momento de manifestarse, optó por establecer una articulación con actores sindicales clásicos.

Como expuso Omar Dragún, Secretario General de la CGTCh, la central evitó la movilización en favor de preservar la “paz social”(LV, 27/12/2004)33 con el fin de contener los conflictos latentes. En contraposición, la CGTRP asumió una actitud confrontativa ante estos. Desde aquí fue capaz de articular la protesta con otros actores sociales involucrados y en correspondencia relacionar, a partir de sus acciones, distintos escenarios de lucha.

“Trabajar solo para los trabajadores” o “estar a la altura de la situación de crisis”: un examen a las demandas de las centrales cordobesas

La división de la CGT regional Córdoba, el 17 de octubre del año 2000, delimitó dos polos organizativos que se mantuvieron relativamente definidos hasta el 2004. Desde un principio, la CGTRP estructuró su identidad a partir de un compromiso de “trabajar solo para los trabajadores”(LV, 18/10/2000)34 y de hacer efectiva una CGT “independiente del poder político y al servicio exclusivo de las justas reivindicaciones de los trabajadores”(LMC, 17/10/2000, p. 9). Aquí subyace no solo la definición de un nosotros como grupo, sino también una representación de la CGTCh a la que se la denunciaba de “entregar compañeros y convenios” y de actuar según los intereses del Ejecutivo provincial (LV, 18/10/2000).35 Bajo estos fundamentos la CGTRP estableció un secretariado compuesto por Juan Carlos Rossi (AOITA), histórico dirigente sindical en la provincia y representante del “Ubaldinismo” en Córdoba durante la década de 1980, Augusto Varas (UOM) y Gabriel Suarez (SLyFC), Secretario Gremial de uno de los sindicatos en conflicto con el gobierno de la provincia. Por su parte, la CGTCh se presentó como la central más representativa, enfatizando en la idea de que ella se encontraba respaldada por la mayor cantidad de gremios (LMC, 24/10/2000, p. 12). En tanto, Omar Dragún, líder del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Ángel Zamora de Calzados y Eduardo Nievas del sindicato de Correo actuaron como sus referentes.

En un marco tensionado por situaciones conflictuales semejantes, las dos centrales expresaron sus reclamos de manera dispar. Como se observó en apartados anteriores, la CGTCh evitó la movilización en el espacio público, mientras que la CGTRP recurrió con mayor frecuencia al desarrollo de acciones colectivas de protesta. En correspondencia, sus demandas se enunciaron de forma distinta. La CGTRP conjugó diferentes escenarios en conflictos, relacionando lo local con lo nacional, entretanto la CGTCh solo orientó sus reclamos al contexto económico general, abandonando la crítica hacia el gobierno provincial.

Inicialmente la CGTRP asumió una actitud opositora ante el plan de reforma provincial y municipal. Específicamente rechazó la propuesta privatizadora presente en sendos programas, adhiriendo a la lucha de dos gremios alineados a su interior. Sobre este desacuerdo con el oficialismo de la provincia organizó sus acciones colectivas de protesta durante gran parte del periodo bajo estudio. Al mismo tiempo enlazó dicha demanda con aspectos de la coyuntura nacional. Esto le permitió inscribir un problema particular, y sus consecuentes acciones, en un marco de interpretación más amplio, a la vez de articular la protesta con otros actores sociales en conflicto.

El paro provincial del 29 de mayo del 2001, organizado por la CGTRP en conmemoración del Cordobazo, puso en evidencia lo hasta ahora descrito. En esta jornada concertaron, mediante un acto, sectores que previamente habían actuado en conjunto, como la CTA, la FUC y organizaciones sociales (LV, 30/05/2001, p. 4A). Los reclamos aquí fueron variados, sin embargo se estructuraron principalmente en torno a cuatro ejes: “en contra del saqueo al patrimonio de los cordobeses con la privatización de EPEC, el Banco Córdoba y el juego”; “en solidaridad con los trabajadores de Aerolíneas Argentinas”; “en contra de las políticas neoliberales de Kammerath” y “en contra el modelo económico y los gobiernos que lo aplican como De la Rúa – Cavallo en nación y De la Sota en provincia” (BUOGC, abril/2001, p. 4). Desde aquí advierte una yuxtaposición de demandas, donde dialogan aspectos locales con nacionales. Asimismo, el nodo en común se encontró en el contenido político de las mismas.

El 32 aniversario del Cordobazo abrió paso a una serie de manifestaciones que fueron aumentando en intensidad y en el número de participantes a lo largo de los meses subsiguientes. Estas se articularon bajo una crítica constante a “la política de De la Sota y el ajuste de De la Rúa que recorta la educación, la salud y los salarios” (BUOGC, septiembre/2001, p. 2). En consecuencia, estos respectivos gobiernos se fueron configurando como contendientes del colectivo movilizado.

En esta línea, el punto más álgido de la protesta en Córdoba se advirtió luego del anuncio del programa de saneamiento de la provincia, el que implicó una reducción en el gasto público. La CGTRP recuperó esta decisión política y la conjugó con sus reclamos previos, de esta manera incitó a “decirle ‘no’ al ajuste y las privatizaciones en la provincia, ‘no’ a la política económica nacional y ’no’ al ‘depilfarro’ en la Municipalidad capitalina” (LV, 21/11/2001).36 Asimismo, inferimos que el recorte provincial actuó como incentivo para la movilización de gremios públicos que no habían recurrido esta práctica anteriormente. Esto posibilitó coordinar una importante manifestación el 30 de noviembre del 2001 que congregó a 20.000 personas (LV, 01/12/2001, p. 2A).

Los sucesos de diciembre del 2001 encontraron en Córdoba a un segmento del sindicalismo movilizado. Este se representó, sobre todo, en la CGTRP quien se afianzó como una estructura opositora al gobierno nacional, provincial y municipal. El punto de antagonismo se emplazó en una impugnación a una matriz económica definida como neoliberal y a una asociación de esta con el gobernador, al aludir que De la Sota promovió “un modelo de desguace del Estado y privatizaciones que ya estaba fracasado en la Argentina” (Eléctrum, 26/12/2001). En concordancia, el desenlace a nivel nacional no suturó el conflicto en Córdoba. En esta línea, la objeción al “menemismo tardío. asociado a la gestión de UpC continuó a lo largo de los años posteriores. Asimismo, el rechazo a posibles intentos de privatización se inscribió como una constante. No obstante, a partir del 2003 los reclamos se guiaron hacia una recomposición salarial capaz de alcanzar a todos los ámbitos (BUOGC, septiembre/octubre 2003, p. 14; mayo/junio 2004, p. 3). Esto ocurrió en un marco en el que los gremios estatales comenzaron a solicitar incrementos salariales.

Las demandas de la CGTCh se supeditaron, en su mayoría, a cuestiones vinculadas al contexto nacional. Sin embargo, a lo largo del periodo es difícil reconstruir la evolución de estas. Ante los primeros paros generales, la central no emitió una reivindicación específica, sino que adhirió a las expuestas por la CGT oficial. Fue después de la sanción de la ley de Déficit Cero que Omar Dragún manifestó públicamente un rechazo al ajuste a los trabajadores y las jubilaciones. Empero, reveló estar de acuerdo con un “recorte de los gastos de la política” debido a que “la nación como las provincias deben terminar con el despilfarro” (LV, 13/07/2001).37 De esta manera, se advierte que la posición del líder de la CGTCh con respecto al ajuste es homóloga a la que esgrimía el entonces gobernador, en donde se entendía que el gasto se debía reducir en el ámbito de lo político.

Como ya reparamos, en los momentos de mayor intensidad de la protesta en Córdoba la CGTCh optó por no movilizarse. Años después, su propio Secretario General declaró que dicha central se inclinó por preservar la “paz social”(LV, 27/12/2004).38 En esta línea, el mismo De la Sota, en el marco de un acto partidario, felicitó a la organización y a sus dirigentes por “estar a la altura de la situación de crisis que se dio en todo el país” (LV, 01/05/2003).39 Ante esto, poco sorprendente fue la posterior candidatura de Dragún a diputado nacional por UpC de cara a las elecciones del año 2003 (LMC, 15/08/2003, p. 3). La única expresión de descontento de la central ante el Ejecutivo provincial se observó en el 33 aniversario del Cordobazo. Esto ocurrió en paralelo a un pedido de incremento salarial por parte de los sindicatos estatales. Aquí los oradores de la CGTCh fueron solamente aquellos relacionados a gremios públicos, quienes enunciaron en sus discursos la necesidad de defender el valor adquisitivo del salario (LV, 30/05/2002, p. 2A).

En suma, advertimos que la CGTRP fue capaz de conjugar, a partir de sus demandas, diversos escenarios de lucha. Esto le permitió ampliar el sentido de sus acciones colectivas e inscribirlas en un marco más amplio, logrando así articular la protesta con otros actores sociales en conflicto. Asimismo, desde aquí fue definiendo a los ejecutivos nacional, provincial y municipal como sus contendientes. En este sentido, sus reivindicaciones se caracterizaron por adoptar un contenido político. Esto, creemos, fue lo que le permitió activar y mantener su práctica confrontativa, a la vez de definirse como una estructura de oposición a las diversas políticas. La CGTCh, en cambio, evitó enfrentar de manera abierta al gobierno provincial. En correspondencia, sus acciones de protesta se anclaron en la coyuntura nacional.

Consideraciones finales

Lo trabajado permitió reconocer que ante situaciones conflictuales semejantes la actitud que asumió cada central fue diferente. Mientras que la CGTRP recurrió con mayor frecuencia al desarrollo de acciones colectivas de protestas, la CGTCh se singularizó por relegar dicha práctica. En este sentido, podemos advertir que la CGTRP adoptó un rol de confrontación frente a las políticas nacionales, provinciales y municipales, esto hizo que la misma realice 36 acciones de protesta entre los años 2000 y 2004. Estas variaron en su intensidad según la coyuntura específica, pero en su mayoría evidenciaron un componente performático en donde la movilización en el escenario público sobresalió. Desde aquí la central se fue definiendo como un espacio opositor a un modelo de gestión basado en preceptos neoliberales. Sobre este punto estructuró sus demandas y articuló la protesta con un heterogéneo número de actores sociales. En suma, las acciones de protesta y sus reivindicaciones se caracterizaron por adoptar un contenido político. La CGTCh, por su parte, incurrió en la práctica confrontativa solo en 6 oportunidades. Al mismo tiempo evitó en diferentes circunstancias la movilización y la crítica al modelo político provincial.

El grueso de las acciones colectivas desarrolladas por ambas centrales ocurrió en un marco de intensificación de la protesta y disminuyó a la par que caía en términos porcentuales la misma. Los dos subperiodos reconocidos estructuraron las diversas manifestaciones. Esto se presenta evidente en el comportamiento de la CGTRP, donde se vislumbra una correspondencia entre la coyuntura histórica y las estrategias de movilización adoptadas por la central.

Desde un principio, la CGTRP conjugó diferentes escenarios de conflicto, entreverando nodos conflictivos locales con los sucedidos en una escala nacional. En esta línea, la crítica operó en dos niveles. Por un lado, la central impugnó el modo de gestión de UpC, objetando la privatización de la EPEC y al ajuste en el gasto público dispuesto desde el mes de noviembre del año 2001. Esto le permitió tanto constituirse en una estructura opositora ante el Ejecutivo provincial, como delimitar su identidad colectiva. Por otro lado, la CGTRP reprobó la matriz económica desarrollada por el gobierno nacional y expresó una cercanía con la CGT disidente. Este marco de interpretación, que pretendió superar lo sectorial en favor de organizar demandas más amplias, le facultó extender redes de alianzas con diversos actores sociales y articular la protesta junto a los mismos, estimulando solidaridades, algunas más estables que otras, con diversas fuentes de descontento. En suma, creemos que la práctica confrontativa estructurada bajo esta lógica actuó como un factor cohesionador al interior de la central y como un vector de visibilidad hacia su exterior, lo que le permitió a la CGTRP activar, vehiculizar y mantener las diferentes acciones colectivas de protesta expuestas a lo largo del periodo.

Asimismo, el abandono por parte de la CGTCh de la opción de la movilización en el espacio público fortaleció la posición de la CGTRP al punto de establecerse como una referencia para aquellos gremios en conflicto. Esta causa puede explicar la reconfiguración en el espacio sindical en el año 2004, cuando la mayoría de los gremios estatales emigraron a la central con domicilio en la calle Rodríguez Peña. No obstante, hay dos condiciones históricas que atender a fin de comprender la dinámica y las acciones sindicales durante el periodo analizado. La primera se vincula a la constante fragmentación del espacio sindical cordobés, el que, caracterizado por relaciones heterogéneas, flexibles y móviles, posibilitó el desarrollo de múltiples acciones conjuntas. La segunda, se supeditó a la tradición de lucha de los gremios que conforman cada organización. Frente a ello, el sector estatal fue más propenso a manifestarse a lo largo de todo el periodo, lo que tensionó los intereses entre la CGTCh y el de los gremios adherentes a ella.

Fuentes documentales utilizadas

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  2. Diario La Mañana de Córdoba consultado en la Hemeroteca de la Legislatura de la provincia de Córdoba.

  3. Periódico Eléctrum, órgano de difusión del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, consultado en el archivo del Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba.

  4. Boletín informativo de la Unión Obrera Gráfica Cordobesa, consultado en el Catálogo de publicaciones digitalizadas de organizaciones sociales de Córdoba del Instituto de Humanidades disponible en https://idh.unc.edu.ar/archivo-digital-de-fuentes/

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Notas

1. El 16 de marzo del año 2000 la CGT Nacional se dividió en dos fracciones, la llamada CGT oficial conducida por Rodolfo Daer y la CGT disidente encolumnada tras el líder camionero Hugo Moyano.
2. El Partido Justicialista local se constituyó en parte integral de la coalición Unión por Córdoba, espacio además compuesto por la Unión del Centro Democrático, la Democracia Cristiana y Acción para el Cambio.
3. Estas investigaciones se centraron en el estudio de sindicatos específicos, no obstante enuncian la existencia de nuevas configuraciones al interior del movimiento obrero cordobés en un marco de reestructuración del Estado provincial.
4. En un marco de proscripción del peronismo, la CGT asumió la representación sociopolítica de la clase trabajadora desempeñando competencias que combinaban la defensa profesional de los trabajadores con la función de representar las lealtades políticas de los mismos (Torre, 1983).
5. Periódico de mayor circulación neta en la provincia según el Instituto Verificador de Circulación.
6. Este sindicato se expresó como independiente hasta el año 2004, sin embargo su boletín ofrece una información detallada de la situación sindical en Córdoba.
7. Boletín informativo que responde al Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba, gremio alineado al interior de la CGTRP.
8. La información recuperada fue puesta en diálogo con la base de datos construida por los distintos equipos de investigación dirigidos por la Doctora Mónica Gordillo (Gordillo et al., 2012). Esto permitió contrastar lo relevado con tendencias más generales en relación a la protesta en Córdoba.
9. La CGT nacional se unificó a comienzos del año 1984 con el objetivo de hacer frente al proyecto de Ley de Reordenamiento Sindical, comúnmente denominada “Ley Mucci”.
10. La posición cercana a Ubaldini se presentó opuesta a la adoptada por su cabecera nacional. Gordillo, Sangrilli y Rodríguez (2015) expresaron que esta situación se debió a la independencia de su entonces referente Alejo Simó, del “vandorismo” primero y del “miguelismo” después.
11. Al igual que la CGT, las 62 organizaciones se encontraron divididas al retorno de la democracia visto que cada una adhería a una de las centrales existentes (Closa, 2005). En noviembre de 1985, las 62 lograron la unificación, sin embargo de la misma quedaron excluidos los GpU y Mesa de Trabajo Gremial. Este último grupo fue un desprendimiento de la CGTRP que intentó establecer puntos de diálogo con Gremios por la Unidad.
12. La CGT regional se reunificó durante los primeros años de la década de los noventas. Este proceso hasta el momento no fue estudiado, presentando así una vacancia en el campo disciplinar.
13. En diciembre de 1998 la fórmula De la Sota – Kammerath obtuvo el triunfo en las elecciones provinciales por el 49,59 % de los votos, asumiendo el cargo en julio del año siguiente. Ese mismo año, en el mes de octubre, Kammertah ganó en las elecciones municipales en la capital cordobesa con el 46,73 % de los votos. Esto puso fin a la hegemonía de gobiernos radicales.
14. Es necesario aclarar que el MOAS comenzó a fracturarse a finales de 1997, momento en el cual el SLyFC abandonó la agrupación para declararse como un gremio independiente. A la vez, a comienzos de 1998, la UOM se marchó del MOAS con el objetivo de tener mayor incidencia dentro de la CGT regional (LV, 22/03/1998).
15. Shuster (et al., 2006) matiza la idea de que en el año 2000 se abrió un ciclo de protesta, visto que no logra reconocer su inicio, sino más bien expone la existencia de una intensificación de la protesta. Igualmente, concuerda en contemplar que dicha intensificación cae de manera abrupta en el año 2003.
16. “Kammerath propone una total transformación del municipio”. http://archivo.lavoz.com.ar/intervoz/2000/02/08/ig_n16.htm
17. El SLyFC realizó un total 14 acciones de protesta durante el año 2000, rechazando la privatización de EPEC. El SUOEM, en el mismo periodo, emprendió el plan de lucha más largo que soportó un gobierno municipal desde el regreso de la democracia, desarrollando 8 paros (LV, 04/10/2000).
18. “Discurso completo de López Murphy”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=21973&high
19. El 17 de marzo los gremios estatales, principalmente universitarios, declararon un paro de 48 horas en todo el país frente al recorte presupuestario educativo propuesto por López Murphy. A este se adhirieron la CGT Disidente y la CTA (Gordillo, 2010).
20. “No habrá ómnibus hasta la medianoche”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=22785&high
21. Tras la salida de López Murphy, Domingo Cavallo retornó al Ministerio de Economía, ocupando el rol de ministro hasta la caída del gobierno de la Alianza.
22. Este conflicto comenzó con la cesantía de 500 trabajadores aeronáuticos de la empresa Aerolíneas Argentinas y Austral, ambas controladas por el gobierno de España. El mismo fue tomando relevancia, estableciendo una crítica al gobierno nacional ante su falta de compromiso con la aerolínea de bandera.
23. “No recortarán sueldos ni jubilaciones”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=44559&high
24. En el mes de marzo del año 2001, el gobierno provincial presentó el proyecto de transformación de la legislatura en un parlamento unicameral de no más de 70 legisladores. Esto se presentaba como un ahorro anual de 15 millones de pesos. El proyecto fue aprobado posterior a un plebiscito en el mes de julio.
25. “Elevado acatamiento en Córdoba Los números de la protesta”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=45108&high
26. “De la Sota decretó la emergencia económica y social en la Provincia” http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=66398&high
27. “El estado de sitio no impidió la movilización de estatales”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=73589&high
28. “Conflictos laborales en empresas”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=76743&high
29. En el año 2003 se restableció el consejo de Salario Mínimo Vital y Móvil (órgano tripartito de diálogo), mientras que en el 2004 se modificó el marco legal de la negociación colectiva al derogar la Ley 25.250.
30. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) extraídos de La Voz del Interior.
31. “Estatales suman a los privados por salarios”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=175832&high
32. El nombre de Varas, Secretario General de la UOM, fue asimilado al de Hugo Moyano, presentándolo como su representante en Córdoba (LV, 31/07/2000). En tanto, Gabriel Suárez, quien se desempeñaba como Secretario Gremial del SLyFC y también mantenía vínculos personales con el líder camionero (Eléctrum, 25/07/2014).
33. “Benedetto le respondió a Sappia”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=293636&high
34. “No hubo unidad obrera y habrá una CGT "a secas" y otra "de los trabajadores”. http://archivo.lavoz.com.ar/intervoz/2000/10/18/ec_n11.htm
35. Ibídem
36. “Movilizados, los estatales le dijeron no al ajuste provincial”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=67951&high
37. “Moyano no descartó un paro, pero tuvo una actitud mesurada”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=43850&high
39. “De la Sota cree que gana Kirchner”. http://archivo.lavoz.com.ar/NotaAnterior.asp?nota_id=163031&high

Recepción: 04 Noviembre 2020

Aprobación: 01 Septiembre 2021

Publicación: 01 Septiembre 2022

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