Sociohistórica, núm. 50, e182, septiembre 2022 - febrero 2023. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones Socio Históricas

Reseñas

Reseña de Confino, Hernán (2021). La Contraofensiva: el final de Montoneros. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica

Facundo Fernández Barrio

Universidad de Buenos Aires, Argentina
Cita recomendada: Fernández Barrio, F. (2022). [Revisión del libro La Contraofensiva: el final de Montoneros por H. Confino]. Sociohistórica, 50, e182. https://doi.org/10.24215/18521606e182

En El juez y el historiador, Carlo Ginzburg cita una frase sobre el oficio del historiador escrita por Marc Bloch poco antes de morir en 1944: “Robespierristas, antirrobespierristas, me causan gracia: díganme simplemente quién era Robespierre”. Según Ginzburg, “ante el dilema ‘juzgar o comprender’ Bloch optaba sin dudar por la segunda alternativa”, y eso era una novedad para su época. Hoy, casi un siglo después, ningún historiador diría que opta por juzgar. La diferenciación entre las razones de un juez y las de un historiador es una premisa básica para la disciplina histórica desde hace décadas. El libro La Contraofensiva: el final de Montoneros (Fondo de Cultura Económica, 2021), del historiador argentino Hernán Confino, se mueve bajo esas coordenadas. Subrayarlo podría ser una obviedad, pero vale la pena hacerlo después de diez o quince años en los que el objeto del libro, la Contraofensiva Estratégica de Montoneros, la última gran acción político-militar de la mayor organización armada de Latinoamérica a fines de los años setenta, ha vuelto a la discusión pública en la Argentina a través de libros y notas periodísticas, causas judiciales y alegatos fiscales, memorias militantes y discursos políticos que, incluso cuando se esfuerzan por comprender, no se privan de juzgar. No tienen por qué privarse. El libro de Confino, en cambio, es el resultado de la investigación doctoral de un historiador de oficio, que busca (y logra) librarse tanto como se pueda de juicios éticos o morales sobre el resultado fallido de la Contraofensiva, de valoraciones laudatorias o condenatorias sobre los distintos actores que la llevaron a cabo, de interpretaciones esencialistas o teleológicas sobre ella.

El autor sostiene que la Contraofensiva de Montoneros no fue la aventura de una conducción mesiánica que tuvo por víctimas a las bases militantes, ni la gesta épica de héroes que se inmolaron en la resistencia contra la dictadura, ni el delirio de unos enajenados incapaces de percibir lo que ocurría a su alrededor. Comprender antes que juzgar: la tesis que demuestra Confino es que la Contraofensiva fue una estrategia posible dentro del repertorio que Montoneros tenía a mano, y explicable e inteligible si se la mira a la luz de un devenir histórico más amplio de la organización que la enmarcó y que le dio sentido, luego de dos años de represión dictatorial y exilio orgánico.

A la vez que celebraba la distinción entre los motivos del juez y los del historiador, Carlo Ginzburg también advertía que algunos historiadores atrofian esa diferenciación al olvidar su contracara: la noción y el uso de la prueba; es decir, la intención de probar algo para acercarse a una verdad sobre lo que sucedió antes es tan constitutiva del oficio del historiador como del juez. Escudados detrás de la categoría de la “representación”, dice Ginzburg, algunos historiadores tienden a ver las fuentes históricas como meros testimonios de esas representaciones sociales, y se preocupan por el modo en que fueron construidas las fuentes pero desatienden o desmerecen aquello de lo que efectivamente hablan. “Sabemos perfectamente que todo testimonio está construido según un código determinado: alcanzar la realidad histórica (o la realidad) directamente es por definición imposible −escribió el historiador italiano−. Pero inferir de ello la incognoscibilidad de la realidad significa caer en una forma de escepticismo perezosamente radical”.

Muy lejos de esa pereza epistemológica, La Contraofensiva: el final de Montoneros se propone reconstruir el proceso que estudia, y mostrarlo a los lectores tal como es: contradictorio, ambiguo, complejo. El autor utiliza fuentes diversas −prensa, documentos y comunicaciones internas de Montoneros, archivos desclasificados de organismos de inteligencia policiales y militares, memorias escritas, testimonios éditos, causas judiciales, diarios de la época, registros audiovisuales− y las solapa con un valioso corpus de fuentes de factura propia: varias entrevistas a exmilitantes de Montoneros que participaron en la Contraofensiva. Sin desconocer que esas fuentes son memorias y como tales se basan en la elaboración de significados sobre el pasado desde el presente, el libro opta por producir e interrogar los testimonios en una clave histórica. En la línea de Ginzburg, aun cuando reconoce la existencia de “puntos ciegos” en las memorias de los y las militantes que evocan su experiencia varias décadas después, Confino defiende “la posibilidad de acceder a las significaciones sobre las experiencias pasadas, aun a través de sus reelaboraciones presentes, de modo tal de no confinar el pasado a una fortaleza inexpugnable”.

Y para eso toma los recaudos metodológicos necesarios. La representatividad de su muestra de testimonios es cuantitativa y, sobre todo, cualitativa: las trayectorias de los entrevistados no son diversas sólo en términos generacionales o de género, sino también en términos de las relaciones que dichos militantes mantenían con Montoneros: el libro recoge la voz de dirigentes de la organización y de sus bases, de exencargados de tareas de propaganda y de excuadros militares, de disidentes en los años setenta y de convencidos de la Contraofensiva hasta hoy. El libro aborda la última gran operación de Montoneros desde puntos de vista múltiples que permiten entenderla no sólo como el dictamen de una conducción vertical y autoconvencida, sino también como el resultado de las voluntades heterogéneas de militantes movilizados por motivos políticos, personales, morales o racionales que podían coincidir o no con los cálculos de la cúpula de la organización. Así es como el autor propone comprender, y no juzgar, la Contraofensiva: como una experiencia en la que sus protagonistas tuvieron capacidad de agencia, resultante de una combinación entre el marco histórico, las opciones políticas disponibles para la organización y las razones circunstanciales y disímiles de militantes que decidieron volver al país para combatir a la dictadura. Otra vez, el oficio del historiador: explicar todo atendiendo al contexto, sin que el contexto explique todo.

Con el ritmo de una crónica, el libro avanza en su relato por medio de una estructura que, desplegada en siete capítulos, muestra las distintas etapas de la Contraofensiva y analiza las implicancias de cada una de ellas. En primer lugar, sitúa el marco en el que fue pensada: el exilio montonero, especialmente en México, donde la organización tendió puentes con el cada vez más pujante movimiento de derechos humanos, a la vez que mantenía su estrategia insurreccional. El autor ilumina una zona poco explorada por los estudios sobre el pasado reciente argentino, la de los vínculos entre las organizaciones armadas y la denuncia contra la dictadura, que rompe con la falsa dicotomía entre política y violencia que caracterizó a algunos trabajos sobre los proyectos revolucionarios de los años setenta. Luego se traza una genealogía de la Contraofensiva: cómo fue inicialmente decidida, anunciada y justificada por Montoneros, según qué razones dichas y no dichas, con qué planes concretos para operar en el territorio. A través de los testimonios, el libro da cuenta de que, más allá del unánime aval interno que la organización logró exhibir hacia afuera, hubo sentimientos de vacilación y escepticismo entre muchos de los y las militantes que, aun en desacuerdo con la línea que bajaba la conducción, creyeron que el regreso al país era su mejor alternativa en ese momento.

Más adelante se narran las etapas de reclutamiento y entrenamiento en el extranjero de los cuadros participantes, que incluyeron esfuerzos de la organización para definir y reforzar un sentido de pertenencia e identificación con la línea de Montoneros que, para ese momento, ya estaba desgastada entre sus militantes. Después el libro se sumerge en el relato sobre la operación propiamente dicha, es decir, el regreso a la Argentina, mediante los testimonios de exmiembros de las Tropas Especiales de Agitación (TEA) y las Tropas Especiales de Infantería (TEI), las dos patas que Montoneros dispuso para actuar en el territorio. Confino expone una vez más las dudas de los y las participantes frente al rumbo político y militar que señalaba la conducción, agravadas cuando llegó la hora de un balance provisional de la primera oleada de la Contraofensiva. Montoneros no sólo no había despertado el apoyo de los sectores políticos, gremiales y populares que se había propuesto, sino que, además, el saldo en muertes de militantes había resultado demasiado elevado. Pese a ello, la conducción se mostraba triunfalista y preparaba la segunda oleada de retornos a la Argentina. El libro repone las discusiones alrededor de ese balance y el quiebre que produjo en la organización, cuando Montoneros 17 de Octubre se convirtió en la segunda disidencia en el exilio luego del Peronismo Montonero Auténtico, mientras la conducción se mantenía intransigente e inconmovible ante las críticas.

Finalmente, el autor analiza la segunda oleada de la Contraofensiva, en 1980, que marcó el fin de las acciones armadas de Montoneros y coronó su derrota política y militar definitiva. Frente a la magnitud de las “caídas” de miembros de las TEI, la conducción decidió suspender el retorno de militantes. Tal como subraya Confino, la dureza de la represión estatal fue el factor excluyente que pesó en la decisión de la conducción de Montoneros de abortar la operación: un criterio militarista que, como demuestra La Contraofensiva: el final de Montoneros, no era el que había movido a decenas de militantes a participar de aquella experiencia de la que ahora, gracias a este libro, sabemos mucho más.

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