Sociohistórica, nº 51, e198, marzo - agosto 2023. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones Socio Históricas

Reseñas

Vitalidad de una obra, celebración de la amistad

Reseña de Lvovich, D. y Pérez, A. (organizadores), José Sazbón. Una antología comentada de su obra. Volumen I (2020) y II (2021). Consejo de Decanas y Decanos de Facultades de Ciencias Sociales y Humanas / Villa María: Eduvim / Ushuaia: Ediciones UNTDF / Viedma: Editorial UNRN / San Miguel de Tucumán: Editorial EDUNT. Volumen 1, 427 páginas y volumen 2, 507 páginas

Hernán Apaza

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET), Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita recomendada: Apaza, H. (2023). Vitalidad de una obra, celebración de la amistad [Revisión de José Sazbón. Una antología comentada de su obra por D. Lvovich y A. Pérez (Org.)]. Sociohistórica, 51, e198. https://doi.org/10.24215/18521606e198

A los sentidos homenajes que se sucedieron apenas sobrevenido el aciago fallecimiento de José Sazbón (1937-2008), se sumaron a fines de 2020 y en 2021 estos dos volúmenes editados por el Consejo de Decanas y Decanos de las Facultades de Ciencias Sociales de la República Argentina. Inaugurando la colección “Pensar las Ciencias Sociales”, tienen por finalidad poner a disposición de quienes dedican su labor a las Humanidades y Ciencias Sociales una magnífica selección de escritos del reconocido intelectual argentino. La organización de esta Antología, a cargo de Daniel Lvovich y de Alberto Pérez, viene a perpetuar el cultivo de una amistad, la celebración de la camaradería intelectual fundada en el amor por el conocimiento, la comunión en el saber interesado por comprender el mundo social y encontrar los modos más lúcidos para contribuir a la emancipación humana. Se convierte así en un merecido reconocimiento para quien fuera un orfebre de la palabra.

Formado en un universo cultural, intelectual y académico que poco y nada se parece al de nuestros días, la figura de Sazbón destaca por contraste: políglota, erudito, humanista y sensible a la causa de la emancipación humana. Su trayectoria vital y su labor intelectual dan cuenta de cada uno de estos perfiles: refinado lector, docente, investigador, editor y traductor. La diversidad de temáticas a las que dedicó su vida, comprendidas en un campo de estudios que articulaba filosofía y ciencias humanas, conservó siempre su corazón próximo al marxismo. Sus preocupaciones estuvieron orientadas a la elusión de las respuestas rápidas, a las lecturas esquemáticas; y esa dedicada meditación sobre una constelación de nudos problemáticos puede hoy servir de guía a quienes pretendan navegar el cielo de las humanidades y ciencias sociales de Occidente.

El criterio elegido para la construcción de esta antología es el de la definición de núcleos temáticos fundamentales o áreas de interés del autor a partir de las cuáles clasificar su producción. Así, los volúmenes cuentan con diferentes secciones que contienen una selección de artículos del autor realizada por especialistas que además presentan los mismos en un texto introductorio que brinda elementos que permiten considerar tanto el criterio de selección como así también el lugar que los artículos ocupan en la obra en general de nuestro autor. Considerando los años de publicación de cada una de las veintisiete contribuciones que conforman esta antología, se evidencia que desde sus primeros escritos a mediados de la década del sesenta hasta los últimos, aparecidos post mortem, es continua la presencia de los núcleos temáticos que razonadamente estructuran los volúmenes aquí reseñados. En algunos casos, podría considerarse incluso que la amplitud y riqueza de los textos se resisten a ser encorsetados dentro de los límites de cada sección: ¿marxismo o historia intelectual, historiografía o memoria…? Y sin embargo, cada uno de los bloques temáticos que organizan la antología puede considerarse una ventana a partir de la cual avistar una construcción teórica y filosófica original que merece ser considerada y que invita rápidamente a romper la pauperizante lógica académica de la insularización del conocimiento científico social.

El primer volumen se abre con un “esbozo biográfico e intelectual” de Sazbón, a cargo de los organizadores de la obra, que opera a su vez como presentación de la antología. Le sigue, inmediatamente, un texto del gran escritor Ricardo Piglia, que con afecto y admiración permiten aproximarnos al intelectual desde una faceta más íntima y que contribuye además a mostrar la relación que tuvo con Marx, con Borges y con Sartre y la sensibilidad de un amante de la literatura que no pocas veces meditó sobre ella. Intimista, Piglia ofrece una rica introducción a dos textos de Sazbón que tematizan la operación literaria (aunque no sólo) a partir de dos obras de ficción: una de Borges, otra del propio Piglia. Ciertamente, la riqueza y vigencia de su análisis está en los originales cruces teóricos que realiza, desplegando una impresionante erudición.

Pero el núcleo conceptual de Sazbón, su centro de gravedad, está en el marxismo. Todo lo elaborado encuentra allí su fundamento último y su entendimiento. Es por ello que la siguiente sección sea la selección de textos a cargo de Luciano Alonso (“Los marxismos de Sazbón”, pp. 67-75) que el autor homenajeado dedicó al pensamiento tributario de Marx (y de Engels). Cada una de sus lecturas de la obra marxiana encuentra resonancias en las intervenciones que produjo sobre los siguientes núcleos temáticos. También se entiende porqué es sensiblemente mayor el número de textos de esta sección (seis) en relación a la selección que corresponde a los otros. Alonso identifica en la lectura de Sazbón tres “momentos” o instancias presentes en su indagación sobre esta tradición: el estudio de una matriz discursiva; la tensión entre “modelo puro” y “formación impura”; y el autoanálisis que Marx y Engels hacían de sus propias producciones, que le permitían impugnar las críticas posmodernas (pp. 69 y subsiguientes). Asimismo, considera sugerente que la trayectoria vital de Sazbón coincidió con un cierto arco de la historia del propio marxismo, lo que le permite valorar sus artículos – y en particular, aquellos seleccionados– como contribuciones para la revisión y revitalización de esta tradición o también para la creación de nuevas tendencias recuperando sus vetas más incisivas (p. 75).

La siguiente sección está a cargo de Marcelo Starcenbaum y se abre con su “Crítica de la razón estructural” (pp. 247-252), dedicada a las reflexiones de Sazbón sobre el estructuralismo. Entre sus diversas contribuciones, Starcenbaum elije tres que le permiten mostrar lo que considera las preocupaciones más significativas de Sazbón respecto del estructuralismo: la delimitación de la especificidad de esta corriente y los aportes del análisis estructural, así como el impacto que tenía sobre el humanismo y el historicismo; pero también, a través de su análisis de los mitos en Levi-Strauss, puede matizar las lecturas reduccionistas que una recepción simplificadora de esta corriente producían, sobre todo hacia la década del sesenta y principios de los setenta. Finalmente, atento a los aportes de Foucault y de otras contribuciones, realizará un exhaustivo y crítico análisis de los postulados postestructuralistas finiseculares.

En la última sección de este primer volumen, Hernán Sorgentini se dedica a analizar los aportes del campo de los estudios de la Memoria, sus cruces con la disciplina de la Historia y selecciona tres textos de nuestro autor para ello. En “Conciencia histórica y memoria: aspectos del problema de la revolución en la obra de José Sazbón” (pp. 337-340), Sorgentini apunta el camino a través del que Sazbón llega a desarrollar su preocupación por la memoria (“la devaluación de las posibilidades de la ‘conciencia histórica’ de informar la práctica emancipatoria”, pp. 337) Es cierto que, como también apunta Sorgentini, las fechas de publicación de los artículos contenidos en esta sección se ubican durante los primeros años del siglo XXI y son contemporáneos al boom de los estudios de memoria en nuestro país, pero lo cierto es que nadie conjugó como Sazbón la diversidad de tradiciones de pensamiento para leer a contrapelo diferentes propuestas teóricas e historiográficas cuyas bases, algunas muy cuestionables, eran expuestas a la crítica despiadada del autor, tal vez muy consciente de la vigencia de la admonición de Benjamin en sus célebres tesis. Así, las obras de Hayden White, de Pierre Nora y de Francois Furet, entre otros, son examinadas en sendos artículos con notable exhaustividad.

El segundo volumen se abre con un texto de Roberto Pittaluga dedicado a destacar los aportes de Sazbón a la historiografía (“José Sazbón: una historiografía de la adversidad”, pp. 7-12). En particular, resulta significativo destacar que las preocupaciones historiográficas nunca dejaron de ser atizadas por la pasión política y el compromiso emancipatorio. De allí que los autores que convoca en sus artículos y los diferentes aspectos de sus obras que elige para iniciar una reflexión sean aquellos que evalúa potentes aportes para la historiografía, pero también para la lucha política. Tres textos forman parte de esta sección, en los que se presentan críticamente las contribuciones del marxismo inglés, a la luz del debate entre E.P. Thompson y Perry Anderson; otro que se dedica a realizar un balance debido de la obra del propio Thompson en el contexto de su fallecimiento; y finalmente, uno que considera críticamente la obra de Reinhart Koselleck. La ‘adversidad’ a la que alude Pittaluga es, ciertamente, aquella que produjo el proceso de desintegración de las experiencias del socialismo real a fines de los ochenta y la reacción en el campo intelectual (e historiográfico en general), que permitían dar por clausurado un ciclo histórico abierto por la Revolución francesa y luego continuado por la rusa. En ese contexto, apunta Pittaluga que Sazbón despliega su obra histórica “con la aguda conciencia de estar en una situación de las capacidades del discurso histórico para incidir en la actualidad” (pp. 7). Ciertamente, sus obras vienen a persistir con un sólido puñado de pertrechos teóricos e historiográficos en la idea de que el legado de las revoluciones, de sus anhelos, esperanzas y promesas, merece ser continuado.

A continuación, la sección a cargo de María Belforte se detiene en la relación que estableció Sazbón con el conjunto de autores identificados con la Escuela de Frankfurt. El texto que abre este apartado (“Sobre un legado: José Sazbón y la Escuela de Frankfurt”, pp. 93-98), destaca la producción de un “legado” fruto de una verdadera “tarea” (en su uso político) encarada por nuestro autor sobre los aportes de la tradición frankfurtiana, considerando que se trata de “comprender la teoría crítica como una teoría política con características propias”. Tarea y legado del que la autora se siente beneficiaria y que invita a su vez a que lo hagamos propio. Cuatro textos son los que selecciona Belforte para introducirnos a la relación Sazbón- Escuela de Franckfurt, destacando de ella el esfuerzo que le demandó recuperar el filón crítico y emancipador del conjunto de estos aportes teóricos –que valora de una vigencia incuestionable- por sobre las lecturas de corte esteticista que fueron interesadamente promovidas (desde el postestructuralismo, por ejemplo), para neutralizar su potencia política.

Patricio Geli es el responsable de introducirnos y de seleccionar los tres textos que componen la séptima sección, dedicada a la Revolución francesa. En “Apostilla a los escritos de José Sazbón sobre la Revolución Francesa” (pp. 185 – 195), Geli identifica una serie de núcleos temáticos que pueden organizar la producción de Sazbón sobre este acontecimiento y que orientaron la selección de los textos de entre varios posibles: la relación que existe entre Revolución francesa y la teoría marxista; el campo de producción historiográfica específica que se ha producido sobre ella, considerando muy especialmente la irrupción del revisionismo; y su lugar específico en el campo de la historia intelectual. Geli cierra su texto advirtiendo que, entre tantos aportes que Sazbón extrae de estos núcleos temáticos, advirtió la necesidad de pensar y desarrollar una historia intelectual no eurocéntrica, profundizando la tradición internacionalista de veta emancipatoria, a través de “profesar la rigurosidad conceptual, ponderar el análisis comparativo e interdisciplinario y concebir el conocimiento como un proceso colectivo.” (p. 195). Ciertamente, lo apuntado puede extenderse como el espíritu de toda su obra, como rasgo característico de toda su labor intelectual.

La sección que sigue está a cargo de Elías Palti, quien nos introduce a las contribuciones que realizó Sazbón a la historia intelectual. “José Sazbón y el problema de la circulación y recepción de ideas” (pp. 327-332). Sintéticamente, el autor indica que los tres textos que ha seleccionado muestran una preocupación recurrente en el autor por la reflexión y análisis sobre “cómo los textos y sistemas de pensamiento se trasladan en el tiempo y en el espacio y son apropiados por culturas y épocas diversas adquiriendo, en el proceso, nuevos sentidos y sirviendo a la pluralidad de funciones ya irremediablemente diversas a aquellas que les dieron origen.” (p. 327). En particular, los textos de Sazbón que componen este apartado están dedicados a la obra de Voltaire y Nietzsche. Destaca Palti que, en los textos elegidos, puede apreciarse algo que resulta particular del estilo de Sazbón: la obsesiva pulcritud de su escritura, la búsqueda del término preciso, por un lado; por el otro, la multiplicación de citas que no pretenden ser pavoneo erudito sino su reconocimiento de la imposibilidad de dar cuenta a través de una única expresión verbal de la multiplicidad de determinaciones detrás de cada fenómeno y proceso histórico.

A las diferentes secciones, le siguen un texto de Emiliano Sánchez dedicado a introducirnos en la biblioteca del homenajeado: “La cornucopia de la calle Salguero”. José Sazbón y su biblioteca” (pp. 439-445). El autor realiza una cálida semblanza de la personalidad de Sazbón a la luz de su relación con los libros y de las relaciones establecidas con colegas, amistades y estudiantes a través de ellos. Analiza también la organización de la biblioteca y los criterios que ordenaban la disposición de los ejemplares adquiridos a lo largo de toda una vida. Actualmente, la biblioteca junto a su archivo personal se encuentran disponibles en el CeDInCI, habiendo sido donados por su esposa y su hijo.

Para apuntalar el valor de esta Antología, el segundo volumen publica los diálogos (inéditos hasta el presente) entre José Sazbón y Perry Anderson, en ocasión de la visita de Anderson en 1982 a la Universidad de Zulia, en Venezuela, donde Sazbón se encontraba trabajando, como consecuencia de su exilio durante la última dictadura militar. En sus agudas reflexiones y, sobre todo, en sus preguntas, puede apreciarse la lucidez y la profunda formación del intelectual argentino.

Finalmente, Daniel Lvovich y Alberto Pérez completaron y actualizaron una bibliografía realizada años atrás por Horacio Tarcus, quien contó con la colaboración de Reneé Girardi, José Fernández Vega y Berta Stolior. La misma incluye libros, artículos aparecidos en publicaciones periódicas y obras colectivas, notas y reseñas bibliográficas y libros editados. Con todo ello, la producción de Sazbón resulta más accesible a quien quiera internarse en ella y permite poner en contexto la propia selección contenida en este libro.

Bajo un velo de sobriedad y distancia, con manifiesto cariño contenido, se aprecia la amistad profunda, la gran admiración de quienes participan de esta obra por quien supo ser un dedicado compañero de trabajo, lúcido lector, maestro y referente. Cualidades personales e intelectuales que cultivó sin estridencias desde su juventud, convierten a esta obra en un justo homenaje. Pensamiento vivo, reflexiones que brindan modos de aproximación al objeto de estudio que permiten lecturas originales, que renuncian a los esquematismos y a las simplificaciones, contamos ahora con la sistematización de una obra producida durante décadas, dispersa en infinidad de publicaciones – algunas de difícil acceso – facilitada además por consistentes introducciones a cada uno de los núcleos temáticos que demuestran la vigencia de una obra y sus posibilidad de abonar a la renovación de los estudios de científico-sociales.

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